Mn. Gerard Soler, delegado diocesano de Liturgia y Espiritualidad, dedica un nuevo comentario a las vísperas en su artículo semanal.

Podéis leer su artícle a continuación o descargarlo del documento adjunto.

DOMINGO XV del tiempo ordinario (B)

(Domingo de la misión de los discípulos)

f) Las Vísperas nos orientan a la luz que no tiene ocaso

          "Y para orientarnos con la esperanza hacia la luz que no conoce ocaso, "oramos y suplicamos para que la luz retorne siempre a nosotros, pedimos que venga Cristo a otorgarnos el don de la luz eterna (S. Cipriano, De orat.dom.35, en PL 4,560). Precisamente en esta Hora concuerdan nuestras voces con las de las Iglesias orientales, al invocar: "a la luz gozosa de la santa gloria del eterno Padre, Jesucristo bendito, llegados a la puesta del sol, viendo la luz encendida en la tarde, cantamos a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo..." (OGLH 39c).

          En los Laudes alabamos a Dios que es fuente de toda luz, y ahora alabamos al Dios que es luz sin ocaso: "Dios todopoderoso y eterno, Señor del día y de la noche, humildemente te pedimos que la luz de Cristo, verdadero sol de justicia, ilumine siempre nuestras vidas, para que así merezcamos gozar un día de aquella luz en la que habitas eternamente" (Oración, martes III).

          "Señor, tú que con razón eres llamado luz indeficiente, ilumina nuestro espíritu, en esta hora vespertina, y dígnate perdonar benignamente nuestros pecados" (Oración, lunes III).

          "Tú, Señor, que iluminas la noche y haces que después de las tinieblas amanezca nuevamente la luz, haz que durante la noche que ahora empieza, nos veamos exentos de toda culpa y que, al clarear el nuevo día, podamos reunirnos otra vez en tu presencia, para darte gracias nuevamente" (Oración, jueves I).

          "Escucha, Señor nuestras súplicas y protégenos durante el día y durante la noche; tú que eres inmutable, danos firmeza a los que vivimos sujetos a la sucesión de los tiempos y las horas" (Oración, miércoles I).

          Con expresiones del "Magnificat" proclamamos la grandeza del Señor: "Nuestro humilde servicio, Señor, proclame tu grandeza, y, ya que por nuestra salvación te dignaste mirar la humillación de la Virgen María, te rogamos nos enaltezcas llevándonos a la plenitud de la salvación" (Oración, lunes I).

          "Oh Dios, tu nombre es santo, y tu misericordia llega a tus fieles de generación en generación; atiende, pues, las súplicas de tu pueblo y haz que pueda proclamar eternamente tu grandeza" (Oración, miércoles II).

Mn. Gerardo Soler

Liturgia viva. Liturgia de las Horas, 12-7-15

 
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