Nació en Lleida. Fue alumno del colegio mercedario y se ordenó sacerdote. Hizo de su vida una ofrenda a Dios y al próximo, sobre todo en sus tiempos de misionero en Puerto Rico, hasta el extremo de enfermar por no comer para dar su propio sustento a los pobres. Y es que nunca tuvo mesura con los desfavorecidos. Al dispersase la comunidad, anduvo vagando por Grenyana, donde que fue aprehendido y, arrastrado hasta la estación de la Renfe, allí fue linchado. No se quejó a sus asesinos, sólo les dijo: “Nunca he hecho mal nadie”.

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