El obispo de Lleida, Mons. Joan Piris, ha anunciado, este 7 de enero, a través de su Facebook como el mejor regalo de Reyes, que una congregación de religiosas ha empezado a prestar sus servicios en la Casa Sacerdotal esta misma semana.

Se trata de la Congregación Apostólica Marta y María, que ha destinado cuatro hermanas de la comunidad a la Casa Sacerdotal de Lleida, aunque inicialmente sólo empezarán su servicio dos.

De este modo se cierran las gestiones iniciadas hace meses por el obispo Joan, desde que marcharon por razones de edad las últimas monjas que prestaban servicio en la Casa Sacerdotal.

Después de varias gestiones y entrevistas personales, Mons. Piris ha conseguido que la Congregación Marta y María, que ya presta estos servicios en otras casas sacerdotales de diferentes diócesis españolas –Ciudad Rodrigo, Astorga, Calatayud y Tarazona entre otras–, aceptara venir también a Lleida.

La Congregación Apostólica Marta y María fue fundada el 1979 en Guatemala, por Mons. Miguel Ángel García Aráuz, obispo de Jalapa, y por la madre Ángela Eugenia Silva Sánchez, y abrieron su primera casa en España en Tenerife, el 1990, según ha explicado la subdelegada de la congregación, la madre Margarita.

En la actualidad, las más de 900 hermanas de la congregación se encuentran repartidas por doce países de América, Europa y África. En España han abierto 25 casas en sólo 24 años y Lleida será el primer lugar de Cataluña donde se establezcan.

El origen de la congregación estuvo motivado por la precariedad de presbíteros y religiosos en el estado de Jalapa. “Sólo había siete sacerdotes para atender más de 7.000 kilómetros cuadrados de territorio, donde la miseria abría puertas a las sectas y existía una precaria situación espiritual”, ha explicado la hermana Margarita.

La necesidad de evangelizar estas tierras fue lo que motivó la formación de la congregación de mujeres consagradas al Reino de Cristo. “Los fundadores quisieron distinguir el nombre de “Marta y María” para señalar dos principios que rigen sus vidas: la contemplación de los Misterios Divinos (María) y la acción apostólica de servicio generoso y desinteresado a los hermanos (Marta).

Así pues, este servicio apostólico en el servicio a los hermanos y la Iglesia se ha ido cristalizando en la atención de niños discapacitados, huérfanos, personas drogodependientes, ancianos abandonados y otras obras de caridad, nos continuaban explicando la hermana Margarita y la hermana Rosa, esta última miembro del consejo de la congregación en España, que llevan 25 y 21 años de misión a nuestras tierras.

La hermana Rosa era optimista a pesar de la carencia de vocaciones que hay en la Iglesia española y europea. “Puede impresionar que hace unos años los seminarios fueran llenos y ahora sólo haya un par, de seminaristas, pero cuando observas la realidad te das cuenta de que Dios siempre suscita vocaciones de un lugar u otro. Antes fuimos nosotros, en América, quienes recibimos la Fe desde España. Ahora es al revés. Esto es el bonito de la Iglesia, que no tiene fronteras. Antes nosotros recibimos, ahora venimos a dar”, decía.

Las germanas Evangelina y Aurea, que son las dos que ya están en la Casa Sacerdotal, estaban contentas de poder estar en Lleida, a pesar de la separación de las familias. “Los sacerdotes ancianos se merecen todo el cuidado que los podamos darles. Ellos consagraron toda su vida a las parroquias y ahora son ellos quienes necesitan que se les atienda. Y nosotros hemos venido por eso”, decían.

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