Durante la mañana del Miércoles de Ceniza, los obispos catalanes se han trasladado a la Basílica de San Bartolomé en la Isla Tiberina, lugar en el cual el beato Joan Pau II quiso que mantuviera una memoria permanente de los Testigos de la Fe del Siglo XX (podéis ver el vídeo).

Los obispos han sido recibidos por el rector de la basílica P. Angelo Romano, de la Comunidad de San Egidio que tiene cuidan de este lugar.

Con una sencilla celebración de plegaria, los obispos han entregado varias reliquias de los mártires de la persecución religiosa de los años treinta a nuestra tierra, en concreto del beato obispo Manuel Borràs y compañeros, de Tarragona; del beato Mn. Josep Samsó, rector de Mataró, del Arzobispado de Barcelona; de los beatos preveres mártires de Urgell, Mn. Josep Tàpies y compañeros, y de las beatas germanas Fradera, misioneras del Corazón de María, hijas de Riudarenes, Obispado de Girona.

La autora del ‘Icono de los mártires del Siglo XX’, que preside el altar mayor, ha explicado a los obispos la significación de la pintura. Por la tarde, los obispos han tenido el placer de participar en la celebración litúrgica del Miércoles de Ceniza que cada año el Santo Padre celebra en el Aventino.

Los obispos se han reunido con el Papa Francisco en la Basílica de San Anselmo, donde se ha iniciado la Statio y la procesión penitencial hasta la Basílica de Santa Sabina. Allá el Papa ha celebrado la Eucaristía y ha bendecido e impuesto la ceniza en los fieles.

Francisco ha recordado que la conversión del corazón es la característica del tiempo de gracia cuaresmal y que «la conversión no se reduce a formas exteriores o a vagos propósitos, sino que implica y transforma toda la existencia a partir del centro de la persona, desde la conciencia».

Aquí encontraréis las imágenes de la jornada.