Lo que hace tres años empezó con una idea de un pequeño grupo de personas, ha tenido su realización en el monasterio de Poblet los días 2 y 3 de octubre, en el primer Congreso de Laicado en Cataluña, con el título "Ser más Iglesia, servir más el mundo" impulsado por la Red Laicado XXI.

La asistencia de más de 500 personas superó las expectativas. Los participantes provenían de las diez diócesis catalanas y también de las de Mallorca y Menorca. En todo momento, la marcha del Congreso ha sido llevada por laicos, aunque entre los participantes había religiosos/as, sacerdotes y obispos.

El Congreso ha sido un tiempo de reflexión, oración y talleres, para ayudar a vivir como ser laicos en la Iglesia y cristianos en el mundo enraizados en las parroquias, comunidades y movimientos.

La tarde del viernes, después de la presentación del Congreso, tuvo lugar una vigilia de oración donde se reflexionó sobre la vocación laical, vocación con identidad propia, y cómo responder a la llamada de Dios desde la laicidad. Los símbolos, los gestos, los cantos, los textos evangélicos y la participación activa de los asistentes, llenó de significado la vigilia que, a través de los cinco sentidos, celebró, rezó y compartió la vocación y misión laical.

El sábado estuvo dedicado a 20 talleres agrupados en 3 bloques: Cristianos en el mundo, Laicos en la Iglesia y Espiritualidad laical. Antes, sin embargo, se hizo una presentación donde los organizadores explicaron el recorrido para llegar a hacer realidad el Congreso, destacando el apoyo de sacerdotes, obispos, delegados de Apostolado seglar, y las facilidades dadas por el monasterio. Las circunstancias iban indicando que el Espíritu animaba el proyecto.

El P. Abad, en la bienvenida animó a los participantes a considerar los dones de cada uno para crecer en la comunión. Y a continuación varias personas expusieron aspectos de lo que significa la vocación laical.

El Congreso terminó con una Eucaristía presidida por el arzobispo de Tarragona, Mons. Jaume Pujol, y concelebrada por Mons. Pardo, obispo de Girona, Mons. Talltavull, obispo auxiliar de Barcelona, ​​P. Alegre, abad de Poblet y algunos de los sacerdotes participantes. En la homilía, Mons. Pujol recordó que a lo largo del tiempo, muchos cristianos han sido sal de la tierra y luz del mundo, y que en cada momento de la Historia, el Espíritu Santo ha suscitado vocaciones al servicio de la Iglesia. También hoy en día, los laicos y laicas son enviados por Dios a todas las periferias para ser responsables en la marcha de la Iglesia como buenos colaboradores en la tarea evangelizadora.

El Congreso terminó con la lectura de un manifiesto que, entre otras cosas, animó a trabajar en una sociedad secularizada, con los preferidos de Dios: los pobres, y convertirse en signos del amor de Dios. Como recuerdo se entregó a los participantes un recipiente con un puñado de sal, para tener siempre presente el mandato evangélico de ser "sal de la tierra".

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Conchita López Torres

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