Mn. Gerardo Soler, en su escrito semanal, nos habla de la Teología de la Liturgia de las Horas.

Podéis encontrar el texto en el documento adjunto.

 

DOMINGO II DE ADVIENTO (B)

(Domingo de la predicación de Juan Bautista)

 

TEOLOGIA DE LA LITURGIA DE LAS HORAS

 

1. La Oración de Jesús

 

          Nosotros, bautizados y confirmados, inmersos en la muerte-resurrección de Jesús, y habiendo recibido su Espíritu Santo, no podemos hacer otra cosa que contemplar el ejemplo del mismo Señor.

 

          "El mismo Jesús, que es uno con el Padre (Jn 10,30), y que al entrar en el mundo dijo: "Aquí estoy yo para hacer tu voluntad" (Hb 10,9; Jn 6,38), se ha dignado ofrecernos ejemplos de su propia oración. En efecto, los Evangelios nos lo presentan muchísimas veces en oración: cuando el Padre revela su misión (Lc 3,21-22), antes del llamamiento de los Apóstoles (Lc 6,12), cuando bendice a Dios en la multiplicación de los panes (Mt 14,19; 15,36; Mc 6,41; 8,7; Lc 9,16; Jn 6,11), en la transfiguración (Lc 9,28-29), cuando sana al sordo y mudo (Mc 7,34), cuando resucita a Lázaro (Jn 11,41ss), antes de requerir de Pedro su confesión (Lc 9,18), cuando enseña a orar a los discípulos (Lc 11,1), cuando los discípulos regresan de la misión (Mt 11,25ss; Lc 10,21ss), cuando bendice a los niños (Mt 19,13), cuando ora por Pedro (Lc 22,32).

          Su actividad diaria estaba tan unida con la oración que incluso aparece fluyendo de la misma, como cuando se retira al desierto o al monte para orar (Mc 1,35; 6,46; Lc 5,16; Mt 4,1; 14,23), levantándose muy de mañana (Mc 1,35), o al anochecer, permaneciendo en oración hasta la madrugada (Mt 14,23.25; Mc 6,46.48; Lc 6,12).

          Tomó parte también, como fundadamente se sostiene, en las oraciones públicas, tanto en las sinagogas, donde entró en sábado, "como era su costumbre" (Lc 4,16), como en el templo, al que llamó casa de oración (Mt 21,13), y en las oraciones privadas que los israelitas piadosos acostumbran a recitar diariamente. También al comer dirigía a Dios las tradicionales bendiciones, como expresamente se narra cuando la multiplicación del pan (Mt 14,19; 15,36), en la última Cena (Mt 26,26), en la comida de Emaús (Lc 24,30); de igual modo recitó el himno con los discípulos (Mt 26,30).

          Hasta el final de su vida, acercándose ya el momento de la pasión (Jn 12,27ss), en la última Cena (Jn 17,1-26), en la agonía (Mt 26,36-44) y en la cruz (Lc 23,34.46; Mt 27,46; Mc 15,34), el divino maestro mostró que era la oración lo que le animaba en el ministerio mesiánico y en el tránsito pascual. En efecto, "Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando en su angustia fue escuchado" (Hb 5,7), y con la oblación perfecta del ara de la cruz "ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados" (Hb 10,14); y después de resucitar de entre los muertos vive para siempre y ruega por nosotros (Hb 7,25)" (OGLH 4).

Mn. Gerardo Soler

Liturgia viva. Liturgia de las Horas, 7-12-14