Fue un excelente maestro, se distinguió por el celo y el entusiasmo que ponía para instruir en la fe cristiana a sus alumnos, a los que cautivaba con sus hermosas catequesis, en especial con las de los sábados, dedicadas a la Virgen. Siempre mantuvo un estado de ánimo tranquilo y estable, a pesar de las muchas circunstancias difíciles, e incluso adversas, que se le presentaron en su vida

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