Unos 600 ilerdenses procedentes de diferentes pueblos y parroquias del Obispado peregrinan a Lourdes en la 28ª peregrinación diocesana organizada por la Hospitalidad de la Virgen de Lourdes. ¡Este viaje siempre es un regalo!. Cada uno hemos ido con nuestra realidad persoal, familiar, nuestras preocupaciones, deseos, espreanzas. . . Juntos, como ilglesia diocesana, jóvenes y adultos, enfermos y sanos hemos compartido horas, días, momentos de celebraciones de la fe, momentos de plegaria personal, instantes de esparcimiento, diálogo, reflexiones. . .
En todo momento acompañados por nuestro obispo Joan, otros sacerdotes, los voluntarios de la Hospitalidad y los responsables siempre en actitud de servicio.
Momentos muy significativos han sido la fiesta con los enfermos y voluntarios, la eucaristía en la cueva de Massabielle, el viacrucis, la procesión eucarística y el rosario de antorchas. Actos presididos siempre por nuestro obispo Joan Piris.
Sabemos que ir a Lourdes es sentirse envuelto por la mano amorosa de la Virgen que nos indica el camino a andar como discìpulos de Jesús. Cierto es que Lourdes ha sufrido una inundación, lo que nos ha hecho variar el programa previsto. A pesar de todo, la peregrinación nos ha dado más de lo que esperábamos. Al acabar la última celebración de la eucaristía, presidida por el señor obispo, hemos salido fortalicidos y resuenan en nuestro interior las palabras de ánimo que nos ha transmitido.
Entre otras cosas nos ha dicho que “nuestras debilidades de todo tipo no representan ningún impedimento para seguir a Jesús, le generosidad de Dios nos ultrapasa”, y también que “seguir a Jesús con limitaciones nos hace abandonarnos con más confianza en sus manos”. Afirmó, también, que “este seguimiento es totalizante”
Nuevamente expresamos que esta experiencia de fe, amor y alegría nos ha confortado en este año de la fe.
Roser Garcia