El Papa se ha dirigido especialmente a los sacerdotes en la homilía de la Misa Crismal de Jueves Santo para hablarles del cansancio que sienten muchas veces sobrepasados por su tarea. Les explicó que Jesús nunca se cansó de estar con las personas sino que, al contrario: los sacerdotes deben apoyarse en quienes acompañan.

"El pueblo fiel no nos deja sin nada que hacer, salvo que el cura se esconda en una oficina o ande por la ciudad en un coche con los cristales oscuros… Nada que ver con esos que huelen a perfume caro y te miran de lejos y desde arriba”. 

El Santo Padre ha insistido en que la vida sacerdotal no es una vida de lujos sino de compasión. Es alegrarse con los recién casados y llorar con quien ha perdido a un ser querido. "Tantas emociones, tanto afecto, fatigan el corazón del Pastor. Para nosotros sacerdotes las historias de nuestra gente no son un noticiero”.  Y ha añadido que sólo el amor descansa y que lo que no se ama, a la larga cansa.

El Papa ha añadido que los sacerdotes deben estar prevenidos contra la maldad, la fatiga, los enemigos y también contra las tentaciones. "Se trata del cansancio que da el "querer y no querer”, el haberse jugado todo y después añorar los ajos y las cebollas de Egipto, el jugar con la ilusión de ser otra cosa”. 

Francisco dijo a los sacerdotes que piensa mucho en su cansancio y que reza por ellos, en especial, cuando él mismo se siente cansado.

La Misa crismal es una de las celebraciones principales de la Semana Santa. En ella se bendicen los santos óleos que se emplearán después para la celebración de los sacramentos.

Adjuntamos un documento con la homilía entera.