Mn. Gerardo Soler, delegado diocesano del área de Liturgia y Espiritualidad, sigue comentando el tema de las Vísperas en su colaboración semanal.

Podéis encontrar el escrito a continuación o en el documento adjunto.

DOMINGO XIV  del tiempo ordinario (B)

(Domingo del profeta despreciado en su tierra)

e) Las Vísperas evocación y memoria del Misterio pascual 

          "También hacemos memoria de la Redención por medio de la oración que elevamos "como incienso en presencia del Señor", y en el cual "el alzar de las manos" es "oblación vespertina" (Sal 140,2). Lo cual "puede aplicarse también con mayor sentido sagrado a aquel verdadero sacrificio vespertino que el Divino Redentor instituyó precisamente en la tarde en que cenaba con los Apóstoles, inaugurando así los sacrosantos misterios, y que ofreció al Padre en la tarde del día supremo, que representa la cumbre de los siglos, alzando sus manos por la salvación del mundo" (Casiano, De ins,caen.,3,c.3, en PL 49,124-125)" (OGLH 39b).

          Encuentro con Jesucristo Resucitado: "Quédate con nosotros, Señor Jesús, porque atardece; sé nuestro compañero de camino, levanta nuestros corazones, reanima nuestra débil esperanza; así nosotros, junto con nuestros hermanos, podremos reconocerte en las Escrituras y en la fracción del Pan" (Oración, lunes IV).

          Acción de gracias por el Misterio pascual: "Te pedimos, Señor, que los que hemos sido aleccionados con los ejemplos de la pasión de tu Hijo estemos siempre dispuestos a cargar con su yugo llevadero y con su carga ligera" (Oración, viernes I).

          "Oh Dios, que, de una manera admirable, has manifestado tu sabiduría escondida, con el escándalo de la cruz, concédenos contemplar con tal plenitud de fe la gloria de la pasión de tu Hijo que siempre nos gloriemos confiadamente en la cruz de Jesucristo" (Oración, viernes II). 

          "Señor, Padre Santo, que quisiste que Cristo, tu Hijo, fuese el precio de nuestro rescate, haz que vivamos de tal manera que, tomando parte en sus padecimientos, nos gocemos también en la revelación de su gloria" (Oración, viernes III).

"Dios omnipotente y eterno, que quisiste que tu Hijo sufriese por la salvación de todos, haz que, inflamados en tu amor, sepamos ofrecernos a ti como hostia viva" (Oración, viernes IV).

Mn. Gerardo Soler

Liturgia viva. Liturgia de las Horas, 5-7-15

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