El Instituto de Ciencias Religiosas de Lleida-IREL ha impartido durante dos meses la asignatura Teología de la Misión. Un grupo de alumnos han cursado esta materia, que ha ido a cargo de la licenciada y delegada diocesana de Misiones; Caridad Mercadé. Para realizar la última sesión, alumnas y profesora se trasladaron a la sede de la Delegación diocesana de Misiones. Allá tuvieron un par de profesores de excepción: Ana Bolaños, laica que pertenece al Seminario del Pueblo de Dios y Julio Enrique Galvis, presbítero. Los dos son colombianos, y los dos realizan un servicio pastoral en nuestra diócesis. Ana, en les Borges Blancas y la unidad pastoral de la que forma parte, y padre Quique, como rector de Alcarrás. Los dos provienen de diferentes diócesis colombianas y los dos coinciden en remarcar la importancia de los misioneros en la formación de sus comunidades de origen.
Así lo recogieron en sus aportaciones. Ana Bolaños explicó como su diócesis de procedencia,Valledupar, fue fundada hace unos cincuenta años por misioneros llegados de otras partes del mundo. Casi de la nada, los misioneros con los habitantes de la región fueron creando una nueva comunidad, una nueva diócesis, que ha ido creciente hasta el punto de dar vocaciones misioneras. Vocaciones como la de Ana que desde hace diez años vive y realiza su servicio pastoral en tierras catalanas.
El padre Quique, procede de la archidiócesis de Cali. Es una diócesis que nos resulta familiar, pues en los años 60 fue el destino de sacerdotes misioneros leridanos. En la actualidad son cuatro los sacerdotes leridanos que continúan compartiendo la vida con la diócesis de Cali: Ramón Abella, Sebastià Aldomà, Manel Coll y Joan Miquel Martínez. Los tres primeros pertenecen a la primera ‘hornada’ de sacerdotes leridanos destinados a hacer un servicio misionero. El último se añadió al equipo hace más de 25 años. De hecho, mosén Quique compartió la importancia que tuvo la presencia de Ramón Abella en su vocación sacerdotal.
Con este par de testimonios, los estudiantes del IREL conocieron de primera mano algunos de los frutos de la Misión. Fue una bonita manera de acabar la asignatura que tuvo espacios por acercarse a la Misión desde el ámbito teológico, sociológico y práctico.