Tipus
Ayudando a vivir (Obispo Joan)
Autoria
Producció
Fecha publicación: 
Dom, 12/01/2013
Fitxer audio: 

En todas partes se habla hoy de formación y de la necesidad de la formación permanente, de actualizarse, de ponerse al día... Ciertamente, la formación es una necesidad pero también es una tarea delicada, como podrán acreditar tantos formadores.

En la Iglesia, la formación concierne a todos los bautizados porque todos estamos llamados a ejercer un ministerio y, para hacerlo bien, necesitamos unir la reflexión y la acción: "¿Quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos y a ver si tiene para acabarla?" (Lc 14, 28).

En la Iglesia de Lleida, como en todas partes, nos esforzamos en preparar a los que llamamos agentes de pastoral y animadores de comunidad. Se trata de una formación para la Misión pero, aunque les dedicamos una atención particular durante al menos dos cursos, no intentamos formar especialistas sino acompañar a unos cristianos/as a conseguir una madurez particular consistente en armonizar mentalidad (actitudes) y acción (unidad de vida) en función de la Misión que deben desarrollar.

"La formación de los fieles laicos tiene como objetivo fundamental el descubrimiento cada vez más claro de la propia vocación y la disponibilidad cada vez mayor para vivirla, en el cumplimiento de la propia misión. Esta vocación y misión personal definen la dignidad y la responsabilidad de cada fiel laico y constituyen el punto de apoyo de toda la obra formativa, ordenada al reconocimiento gozoso y agradecido de tal dignidad y al desempeño fiel y generoso de tal responsabilidad" (Christifideles Laici 58).

Todos los dones que hemos recibido deben vivirse orientados al bien común, conociendo el mundo en que vivimos, meditando y buscando, a la luz del Evangelio, las actitudes que debemos tener y procurando responder con creatividad a las diversas situaciones para contribuir al crecimiento del Reino. Por ello, la columna vertebral de la formación cristiana es la Lectura creyente de los Signos de los Tiempos: o sea, aprender a discernir en cada situación qué respuesta debemos dar a las llamadas del Señor que sigue presente y actuante en la historia humana. Y un aprendizaje que debe hacerse en diálogo, en relación con los demás, en un espacio comunitario, procurando la unidad de vida en torno al Evangelio, creciendo en fraternidad y en un estilo de relaciones que ayude a crecer en comunión y en tendencia hacia la unidad. Esta manera de hacer es en sí misma ya un testimonio lleno de significado.

Estamos preparando un grupo de dieciséis personas y, el próximo mes de enero, queremos empezar una segunda promoción. Ciertamente, pedimos que los candidatos/as sean presentados por su comunidad cristiana. Esto puede parecer una cierta selección, pero no se trata de favorecer que algunos tengan mayor poder en la Iglesia porque saben más. Se trata de acompañar a personas con una cierta vocación y vinculación eclesial, ayudando a crecer en la vitalidad de su fe, a descubrir los talentos que han recibido de Dios, y encontrar ocasiones de ponerlos al servicio de los hermanos en una Iglesia cada vez más ministerial y corresponsable. 

Recibid el saludo de vuestro hermano obispo,

+ Joan Pirirs Frígola, Obispo de Lleida