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Ayudando a vivir (Obispo Joan)
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Fecha publicación: 
Dom, 02/22/2015
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El Carnaval anuncia popularmente la Cuaresma y ésta nos debe preparar a vivir la Pascua, la verdadera meta hacia la que todo este tiempo se encamina. Por eso sería bueno hacerse esta pregunta: si no pienso acercarme a la meta, ¿qué objeto tiene hacer el camino?

La interpelación la estamos recibiendo todo el año, pero nos llega de una manera especial al comenzar nuevamente el itinerario cuaresmal, y lo hace desdelosacontecimientos, desde la propia conciencia, desde la vida cotidiana, desde la Palabra de Dios: "¡Convertíos! ¡Cambiad de vida! El Reino de Dios está cerca". Por eso os animo a orientarnos hacia una celebración de la Pascua más intensa e interiorizada mediante un itinerario personal y comunitario de conversión, de purificación, de escucha atenta de la Palabra, de adhesión al Resucitado a fin de que pueda ocupar en nosotros el lugar central que le corresponde.

El tiempo de Cuaresma es tiempo de Gracia que debe aprovecharse para contemplar el misterio de la Pascua y revivir los Sacramentos Pascuales: Bautismo, Confirmación, Eucaristía y también el de la Reconciliación.

Es tiempo de sobriedad, de silencio y de caridad: la ceniza representa también la precariedad de la condición humana, y el ayuno penitencial y efectivo (que nos hace crecer en el dominio personal) con la limosna correspondiente nos lleva a compartir más y más con los que viven en necesidad. Desgraciadamente, nuestra cultura sigue favoreciendo el deseo de acumular, el afán de poseer y la búsqueda de ganancias, más que una activa y responsable atención al bien común, aunque sabemos muy bien que gran parte de la población mundial es víctima de las más peligrosas armas de destrucción masiva que son el hambre y la pobreza permanente. Ayuno, limosna y oración quieren ser el distintivo de un tiempo diferente. La oración incesante demostrará también si Dios tiene la prioridad efectiva en nuestra vida.

Todos necesitamos una puesta a punto de nuestro seguimiento de Jesús, que debemos verificar con cierta profundidad, y también una revisión de nuestra condición de comunidad cristiana en camino.Para esta revisión propongo a todos los miembros de la Iglesia Diocesana una cosa bien concreta en relación con las prioridades pastorales de este curso 2014-15: miremos sinceramente qué hacemos y qué no hacemos para superar posibles individualismos y/o protagonismos (personales o de grupo), y aumentemos las iniciativas en red (entre todos y para el bien de todos). Teniendo en cuenta siempre que, para trabajar en clave misionera hay que dar prioridad absoluta al anuncio de Jesús (Jn 15,5) y a la experiencia de Dios, dejando de lado preferencias coyunturales.

Con el deseo de que aprovechemos estas cinco semanas, recibid el saludo de vuestro hermano obispo,

+ Joan Piris Frígola, Obispo de Lleida