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Ayudando a vivir (Obispo Joan)
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Fecha publicación: 
Dom, 03/04/2012
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Promoción fraterna

Al celebrar este 2n domingo de Cuaresma y también el Día de Hispanoamérica, pensamos en tantos hermanos de aquellos lugares con los que convivimos en nuestra casa y con muchos de los cuales compartimos la misma fe. Quizás las costumbres cuaresmales serán diferentes, pero celebramos el mismo Cristo muerto y resucitado, y la plegaria, el ayuno y la limosna son contenidos clásicos allá y aquí en este tiempo litúrgico y contribuirán a prepararnos para vivir la Pascua.

El Mensaje papal de este año enfatiza una praxis bien concreta del amor al prójimo: la corrección fraterna, sentirse responsables los unos de los otros. Un sentido de la responsabilidad común que nos debe llevar a todos a vivir personalmente una fraternidad más comprometida y, como Iglesia, a denunciar las injusticias dejando a cuerpo descubierto sus raíces morales. Benedicto XVI nos invita a profundizar en el error que supone rechazar y excluir a Dios de la vida social y económica: la primera responsabilidad de la Iglesia es recordar a cada generación que esta dimensión espiritual es fundamental, que el ser humano tiene una vocación sobrenatural y una conciencia en la que resuena la voz de Dios ante el cual debemos responder.

Nos lo propone a la luz de una recomendación de la Carta a los Hebreos (10,24): “Velamos los unos por los otras para animarnos al amor fraterno y a las buenas obras”. Hace falta estar atentos, mirar al prójimo a conciencia y no quedar nunca indiferentes ante los otros. Al contrario, teniendo con todo el mundo el máximo cuidado  y buscando el bien mayor en todos los aspectos: material, moral y espiritual.

Y aquí entra la conocida obra de misericordia que dice: “corregir al que se equivoca”, que haría falta considerar positivamente practicándola como una obra de promoción “fraterna”. Ante las desviaciones en el camino del bien no se debe callar por respeto humano o por simple comodidad, nos dice el Papa, sino poner en guardia a los hermanos. Pero hace falta hacerlo sin condenar. Hay una verdadera corrección fraterna cuando aquello que nos mueve a corregir es el interés por el bien del otro, su promoción, su crecimiento. La corrección-promoción forma parte de la vida de la comunidad cristiana. Es un gran servicio ayudar y dejarse ayudar porque todos somos débiles y caemos (cfr. 1Jn 1,8). Siempre nos hace falta una mirada que estime y corrija, que discierna y perdone, como ha hecho y hace Dios con cada uno de nosotros (cfr. Lc 22,61).

“Velamos los unos por los otros por animarnos...” mutuamente a progresar en un amor cada vez más efectivo. Queramos reconocer el bien y los prodigios que Dios realiza en cada uno y agradezcámoslo de todo corazón alegrándonos y glorificando el Padre del Cielo (cfr. Mt 5,16).

Todos hemos recibido capacidades suficientes para vivir y ayudar a vivir según el proyecto de Dios.

Recibid el saludo de vuestro hermano obispo,

+ Joan Piris Frígola, Obispo de Lleida