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Ayudando a vivir (Obispo Joan)
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Fecha publicación: 
Dom, 12/23/2012
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Feliz Navidad y con los pies en el suelo

A los 50 años de la convocatoria del Concilio Vaticano II, siento la necesidad de pedir al Señor que nos ayude a vivir una Navidad en sintonía con los acentos fundamentales de nuestro Plan Diocesano de Pastoral, señalados en el Mensaje programático "La necesidad de calidad espiritual", porque estamos ante la exigencia que proviene de la espiritualidad cristiana que es la espiritualidad de la encarnación.

Hoy, para muchos, las cuestiones religiosas quedan separadas de las preocupaciones inmediatas de la vida y lejos de las cuestiones sociales que nos afectan a todos. En esta situación cultural, la Buena Noticia de la Navidad nos deja con una cierta sensación de perplejidad y de impotencia, pero la profesión de fe no se hace volando en un mundo ideal, sino en el corazón de la experiencia de cada día y con los pies en el suelo: Jesús sigue pasando y leyendo nuestras inquietudes más profundas para sacar a la luz lo que se cuece en el corazón humano. Podemos estar desviándonos de la fe de la Iglesia si nuestros hechos no manifiestan ningún tipo de presencia evangélicamente significativa.

Por eso, y a pesar del momento tan difícil que estamos atravesando, pienso que sigue siendo muy necesario, extremadamente necesario, proclamar y celebrar como hace la Iglesia en Nochebuena el "gran gozo que lo será para todo el pueblo: “hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador que es Cristo, el Señor" (Lc 2, 10-11); "se ha manifestado la gracia salvadora de Dios a los hombres" (Tit 2,11); "el pueblo que caminaba en las tinieblas vio una gran luz" (Is 9,1). Y, aunque muchos "se alegrarán" sin saber por qué, os animo a vivir y ayudar a vivir estos días en ambiente "festivo" y volviendo a proclamar explícitamente, con palabras y obras, que "Dios ha amado tanto al mundo que ha dado a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna" (Jn 3,16).

Está claro que la venida de Jesús y la fascinación por su persona nos sitúa en un universo nuevo que nos debería llevar a vivir con una cierta "anormalidad", a imitación de los primeros seguidores. Quizás los cristianos nos hemos "mundanizado" demasiado, y lo del "hecho diferencial" ha quedado reducido en ciertos lugares sólo a los asuntos culturales. El Papa Benedicto XVI ha llegado a hablar de la necesaria "des-mundanización".

Sabemos bien que Jesús ha inaugurado un nuevo tipo de relaciones humanas proclamando una ley, dirigida a todos los discípulos presentes y futuros, que es un cambio de las cosas: cada uno es servidor de todos. Para Él es una ley que identifica su comunidad. Para ser, para permanecer auténticamente cristianos tendremos que verificar hoy, ayer y mañana, esta voluntad y capacidad de servicio y don de sí mismo hasta el extremo (Mc 10, 35-45).

Como decía Teresa de Calcuta: «El fruto de la fe es el amor, el fruto del amor es el servicio, el fruto del servicio es la paz». Pensémoslo ahora que nos intercambiamos tantos buenos deseos de Paz y Felicidad.

MUY FELIZ NAVIDAD A CADA UNO.

Recibid el saludo de vuestro hermano obispo,

+ Joan Piris Frígola, Obispo de Lleida