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Ayudando a vivir (Obispo Joan)
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Fecha publicación: 
Dom, 07/15/2012
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Cristianos ateos

 En nuestro país hay un alto porcentaje de personas que se declaran católicos, aunque muchos de ellos dicen que no son practicantes, no olvidemos que la atmósfera en la que crecen muchos de nuestros conciudadanos es la indiferencia religiosa. Como dice Gaudium et Spes (19) "ni siquiera se plantean la cuestión de la existencia de Dios, porque, al parecer, no sienten ninguna inquietud religiosa ni perciben el motivo de preocuparse por el hecho religioso". El cambio cultural ha afectado las relaciones con la naturaleza, con la sociedad y con Dios, y la crisis religiosa consiguiente lleva a esta actitud e incluso al ateísmo, una palabra que hay que utilizar con matices porque incluye a "aquellos que se imaginan un Dios, al que rechazan, y que no tiene nada que ver con el Dios del Evangelio "(GS 19-21).

 Pero en la historia de las primeras comunidades cristianas hay un hecho significativo: se les acusa de ser "ateos", es decir, de no creer en Dios. Y es que la idea de Dios que tenía mucha gente de aquel tiempo era muy diferente al Dios que predicaban los cristianos y es eso lo que hay que repensar. Realmente, ser cristiano no es creer de cualquier manera, sino creer en el Dios que Jesucristo nos ha revelado, nos ha manifestado. Debe elegirse entre las diferentes formas de concebir el cristianismo porque todo depende de creer o no creer en Jesús y en los valores de lo que Él llama 'el Reino'. Creer será siempre abrirle a Dios en nuestra vida un crédito ilimitado para que Él reine en ella sin condiciones, sin rebajas... Es aquello de la opción fundamental.

 Para un cristiano, creer no es simplemente admitir que hay Dios. Es reconocer a Dios en Jesucristo, reconocer que Dios, en Jesucristo, ha entrado y actúa en nuestra historia de una manera definitiva. Que en Jesucristo Dios ha comunicado al mundo su palabra única y definitiva y que, como dirá san Juan de la Cruz Subida al Monte Carmelo Libro II, c 22, nº 3-4) "en darnos, como nos dio, a su Hijo -que es una Palabra suya, que no tiene otra-, todo nos lo habló junto y de una vez en esta sola Palabra, y no tiene más que hablar... Dios ha quedado ya como mudo, y no tiene más que hablar, porque lo que hablaba antes en partes a los profetas ya lo ha hablado en él todo, dándonos el todo, que es su Hijo... Por lo cual, el que ahora quisiere preguntar a Dios o querer alguna visión o revelación, no sólo haría una necedad, sino haría agravio a Dios, no poniendo los ojos totalmente en Cristo sin querer otra cosa o novedad".

 Naturalmente, aceptar así al Dios de Jesucristo, aceptar y creer en Jesucristo de esta manera, lo trastoca todo: "el que quiera seguirme”... renuncie a tenerse en cuenta... "Quien quiere salvar su vida la pierde; quien la pierde por mí, la salva".

 Recibid el saludo de vuestro hermano obispo,

 + Joan Piris Frígola, Obispo de Lleida