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Cerca de vosotros (Obispo Salvador)
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Fecha publicación: 
Vie, 12/01/2017

Los cristianos dedicamos un tiempo a preparar el Nacimiento del Mesías, del Hijo de Dios. La Navidad es un momento entrañable en nuestra vida personal y familiar que todos tenemos en el recuerdo y que actualizamos cada año. La Iglesia nos propone que durante unas semanas preparemos bien esa fiesta, tanto en ambientes externos como en el interior de nuestro ser. A ese tiempo llamamos Adviento.

El tiempo de Adviento comienza cuatro domingos antes de la Navidad, y marcan la vida de la mayoría de cristianos que acuden a las celebraciones de la Eucaristía. Para otros muchos los días laborables tienen, también, su significado especial. La Misa diaria les permite escuchar abundantes textos bíblicos y participar del sacrificio del Señor. Ahora nos centramos sólo en los domingos,desarrollando en cada uno de ellos un aspecto concreto.

El primer domingo se centra sobre todo en la última venida de Jesús al final de los tiempos, en la llamada a estar vigilantes acerca de las actitudes de cada cristiano y de cada comunidad, de su adecuación a las propuestas del mismo Señor. El segundo y tercer domingo tiene un protagonista especial: es el precursor, Juan Bautista, quien nos anuncia la venida del Mesías a nuestras vidas y nos invita a prepararle el camino dignamente y con autenticidad. El cuarto domingo nuestros ojos se fijan de lleno en la fiesta de Navidad que se acerca, y miran de un modo especial a María, la Madre de Dios, que trae a su Hijo al mundo; también contemplamos a José, su esposo i encargado de cuidar a ambos con gran cariño.

Todo esto lo vivimos cuando escuchamos los pasajes del evangelio, acompañados de las lecturas del Antiguo Testamento, especialmente de Isaías y de otros profetas, en las que se nos transmite la esperanza gozosa en la salvación prometida por Dios y se nos invita a confiar sólo en Él. Hacemos mención del canto de los salmos y de las llamadas segundas lecturas, siempre de los Apóstoles, cuyos acentos para este año son los siguientes: recordar la fidelidad de Dios, en el primer domingo; la paciencia que el mismo Dios tiene con nosotros, en el segundo; la llamada a vivir contentos, en el tercero, y, por último, la alabanza y gloria a Dios por la sabiduría que manifiesta ique desea introducir en nuestro corazón.

Me gustaría también recordar las actitudes que debemos vivir en este tiempo. Reconociendo nuestras propias limitaciones y olvidos, se impone la repetición anual de estos consejos.

1.- La esperanza. Es, quizá, la palabra que más resuena en estas semanas. Esperamos que la salvación de Dios se haga realidad en nosotros y en nuestro mundo.

2.- Preparar el camino del Señor. Es como la consigna de este tiempo. Es la potente y fiel voz del Bautista quien responde con claridad la pregunta de la gente, ¿qué tenemos que hacer?, compartir la comida y el vestido con nuestros hermanos. También señala unas exigencias concretas a distintos grupos y profesiones.

3.- La alegría. No podemos guardar esta actitud para las fiestas navideñas. Es ahora también cuando experimentamos el gozo de la proximidad de nuestra salvación.

4.- La oración. Rebuscad en vuestro interior para mantener intensas conversaciones con el Señor. No olvidéis nunca los espacios y tiempos de la plegaria.

5.- La paciencia. Aunque las cosas no salgan como esperamos, no desistáis, no os desaniméis, no os sometáis al imperio de las prisas y de las eficacias instantáneas.

+ Salvador Giménez, Obispo de Lleida.