[11-11-25] San Giovanni in Laterano; Archibasílica del Santísimo Salvador y de los Santos Juanes, San Juan Bautista y San Juan Evangelista, del Laterano (II)

 

SAN GIOVANNI IN LATERANO POR DENTRO

Amigos peregrinos, la semana pasada recordábamos que San Giovanni in Laterano es la primera iglesia de Roma (la cathedra o catedral de Roma) y seguramente también la iglesia más antigua del mundo. Ahora quisiera continuar mostrándoos cómo es esta gran basílica (o archibasílica) por dentro.

 

UN GRANDIOSO INTERIOR DE CINCO NAVES

La nave central, más alta y más ancha que las naves laterales, tiene una estructura plana (arquitrabada) y es muy espaciosa, mientras que las otras cuatro, dos a cada lado, son más estrechas; dos (las más cercanas a la nave central) están cubiertas con bóvedas de cañón, mientras que las otras dos (las que lindan y se apoyan en el muro exterior) son de estructura arquitrabada (plana). Todas son magníficas, pero destaca la suntuosa y dorada cubierta plana, compuesta por grandes molduras y amplios casetones cuadrados y rectangulares, que el magnífico pintor y arquitecto napolitano Pirro Ligorio diseñó en 1562, y que el sabio Borromini respetó y conservó en su amplia reforma del siglo XVII. De esta reforma sobresalen los doce tabernáculos de la nave central (en realidad son doce hornacinas o huecos destinados a albergar sendas estatuas) dedicados a los doce bellos apóstoles tallados en mármol blanco por diversos escultores activos en el siglo XVIII, entre los cuales destaca el milanés Camilo Rusconi, autor de unos gigantescos y muy bellos San Mateo y San Andrés, obras de alrededor de 1718.

 

UNOS MOSAICOS ESPECTACULARES

Deslumbran los áureos mosaicos del ábside central, realizados a finales del siglo XIII por los famosos y reconocidos musivarius (artífices de mosaicos) Jacopo Torriti y Jacopo da Camerino, dos monjes franciscanos con verdaderas manos de ángel (o de plata) en la difícil, exigente y laboriosa técnica musivaria. Representan al Salvador en la parte superior, de medio busto sobre un fondo azul, rodeado de serafines; la cruz de Jerusalén coronada por el Espíritu Santo, situada en el centro (la crux gemmata, cruz preciosa llena de gemas, que fue el emblema del emperador Constantino); y, a sus lados, la Virgen María, que protege al donante (quien encargó y financió estos mosaicos), el papa Nicolás IV Masci, que, como todos los donantes, aparece representado de menor tamaño; San Francisco, que como buen fraile menor también es algo más pequeño; San Pedro y San Pablo, todos a la izquierda; y San Juan Bautista, San Antonio de Padua (otro franciscano menor, también representado más pequeño), San Juan Evangelista y San Andrés. A los pies de la cruz manan dos estanques de agua salvadora y regeneradora, a la que acuden sedientos dos ciervos y cuatro corderos, junto con el resto de criaturas y animales que surcan y atraviesan los mares de la humanidad. En la parte de las ventanas están los apóstoles y, nuevamente en una escala menor, los propios autores de este bello mosaico, Torriti (izquierda) y Camerino (derecha); su representación indica lo muy considerados y cotizados que ya estaban en la Roma de 1300 estos dos artistas, estos dos irrepetibles mosaístas.

 

UN ALTAR DE USO EXCLUSIVO DEL PAPA

Los dos grandes arcos centrales que enmarcan el crucero descansan sobre unas bellas y gigantescas columnas de granito rojizo encargadas ex profeso por el papa valenciano Alejandro VI Borja. Y allí, en el centro, se alza un bellísimo tabernáculo gótico que cobija el Altar Papal, llamado así porque solo el papa puede celebrar misa en él.

 

LAS PRIMERAS MISAS DE SAN PEDRO, EL PRIMER PAPA

El altar primitivo, de madera, se conserva en la parte superior del tabernáculo, entre rejas doradas; en él celebró sus primeras misas San Pedro, primer papa de la historia; y allí también se conservan reliquias de las cabezas de San Pedro y San Pablo, verdaderas columnas sólidas, primigenias e inquebrantables de la Iglesia fundada por Jesús de Nazaret. Al mismo tiempo, a los pies del altar, puede verse el distinguido sepulcro del papa Martín V, Colonna, finamente labrado hacia 1443 por el escultor florentino Simone Ghini.

 

EL CLAUSTRO

Todos los claustros del mundo son una especie de patios abiertos que facilitaban el diálogo, la fraternidad, el estudio y la oración común. Como puede leerse en una inscripción musiva (grabada en un mosaico) de este claustro —claustri structura sit vobis docta figura—, que viene a decir: “que la propia estructura del claustro sea para vosotros una sabia figura de la vida en común”. Pues bien, en San Giovanni in Laterano hay un hermoso claustro gótico, cosmatesco (del apellido Cosmati, el grupo de artesanos del mosaico y del mármol más famoso del mundo), con preciosas y finísimas columnitas helicoidales y contorneadas, realizado por el escultor y arquitecto romano Nicola Vassalletto entre 1215 y 1232.

 

Ximo Company

Delegación de Patrimonio Artístico

 

Foto:San Giovanni in Laterano”, Roma, mosaico del ábside central, realizado a finales del siglo XIII por los maestros musivarios Jacopo Torriti y Jacopo da Camerino. De izquierda a derecha vemos a San Pablo, San Pedro, San Francisco (más pequeño), el papa Nicolás IV, también más pequeño y donante que promovió este bello mosaico, la Virgen María, San Juan Bautista, San Antonio de Padua (más pequeño), San Juan Evangelista y San Andrés. En el centro está la cruz de Jerusalén coronada por el Espíritu Santo, y en la parte superior, el Salvador rodeado de serafines.