Os dejamos con un artículo de opinión de las Càritas Diocesanas de Lleida, Solsona y Urgell, con motivo de la pandemia de Covid-19. 

 

Estos días vivimos una situación difícil como sociedad y como país, que nos ha convertido a nuestra sociedad y a nuestra gente, en personas vulnerables.

 

Es una vulnerabilidad que se manifiesta en todos los ámbitos de la vida. Nos parecía que la vulnerabilidad era un adjetivo que podía acompañar a los pobres y a los marginados: personas que hemos percibido siempre en la periferia del estado del bienestar, como una parte a precario de la sociedad que ya formaba parte del paisaje de nuestras ciudades y pueblos. Pensamos en los sin papeles, en los refugiados, en las familias en situación de riesgo...

 

 

Y he aquí, que, de repente, la vulnerabilidad (con todo el que supone) ha ocupado, sin pedirlo nosotros, el centro de nuestras vidas. A buen seguro que con el esfuerzo de todos conseguiremos superar esta situación tan asfixiante socialmente.

Surge entonces la reflexión... ¿cuando lo superemos, también pondremos en el paquete de acciones de apoyo a la sociedad, los hombres y mujeres, los niños vulnerables “permanentes”?

 

Ellos serán los más sensibles a partir del momento en que se resuelva la epidemia. Es cierto que ahora estamos recuperando valores importantes: el de la solidaridad, la empatía, la lucha y esfuerzo colectivos, y otros que teníamos arrinconados por un egoísmo y narcisismo que ya había quedado bien incrustado en nuestro corazón personal y social, de este mal denominado “Estado del Bienestar”.

Os queremos decir que, desde las Cáritas no dudéis que ahora y siempre, solo tendremos un sentido de acción caritativa y social: el de resituar en nuestro vocabulario y en nuestras vidas la vulnerabilidad.

Ya sea en Cáritas Diocesana de Lleida, Solsona o a Urgell, esta es una exigencia, que viene de nuestras raíces en un humanismo cristiano sin fisuras, que busca dar respuestas en los otros, especialmente y preferentemente los más pobres y necesidades, que busca recuperar el bien común para todo el mundo, sin desdibujarlo de los valores que tienen que anidar en nuestra sociedad.

 

Sí, es verdad, nuestra vulnerabilidad “temporal” nos ha acercado a la injusta vida de carencias y dificultades de los vulnerables “permanentes”. Esto nos tiene que hacer sensibles a la realidad de muchos, que con estas dificultades, se incrementarán en número y en necesidades. Os alentamos a participar de esta sensibilidad de manera sostenida, ahora y en el futuro.

Podéis contar con nosotros porque ya sea de manera temporal o permanente, en Cáritas estamos siempre. Para atender, escuchar y acompañar con nuestros recursos a tantos niños, jóvenes, gente mayor, migrantes, familias, mujeres maltratadas...

 

Nadie puede olvidar nunca que el camino de la vulnerabilidad está abierto a todo el mundo. Esto nos hace humildes y nos abre la conciencia. Os pedimos vuestra ayuda, porque unidos, somos más fuertes. Y menos vulnerables.

Pondremos al servicio de la sociedad, ahora y siempre, nuestras herramientas humanas y profesionales para superar la vulnerabilidad, venga de donde venga. Las situaciones de injusticia social siempre serán cuidadas por Cáritas.

 

Cáritas Diocesana de Lleida, Solsona y Urgell