Tipus
Cerca de vosotros (Obispo Salvador)
Autoria
Producció
Fecha publicación: 
Dom, 11/12/2023

Queridos diocesanos:

 

Admiro a los columnistas que a diario escriben en los periódicos o en las redes sociales porque siempre expresan ideas o intuiciones que ayudan a los demás a reflexionar. No es mi caso ya que escribiendo cada semana, no me es fácil encontrar temas de interés para todos. Me consuela saber que hay asuntos tratados e informaciones ofrecidas por otras instancias de la Iglesia universal y, de este modo, todos pueden completar su opinión y elaborar un juicio más certero. Me pasa hoy al no proponer varios textos para un mismo tema escritos por la misma persona. Por ello reproduzco mi comentario del folleto que se distribuye con motivo de la IGLESIA DIOCESANA-DIADA DE GERMANOR en todas las parroquias. Lo hago para el FULL dominical y para la prensa local que amablemente lo publica todos los domingos del año. Dice así:

 

Cuando las palabras tienen varios significados solemos acudir al diccionario para poder escoger aquella acepción que se acomoda mejor a lo que pretendemos afirmar. Otras veces nos dirigimos a afamados pensadores para que nos ilustren sobre un aspecto concreto de nuestra intención. Casi siempre recurrimos también a un texto bíblico para describir una situación y para implicar nuestra vida con arreglo a la fe que profesamos.

 

En el diccionario de la Real Academia el término orgullo es equiparado a arrogancia. En el de sinónimos aparecen: soberbia, engreimiento, altanería, arrogancia, vanidad, presunción… De los pensadores tenemos una gama amplia para definir orgullo y su adjetivo orgulloso. Muchos de ellos hacen referencia a las acepciones de los diccionarios que agrandan a la persona rayando en el enaltecimiento del propio yo. Es un ámbito de estricto desarrollo egoísta y olvido de la acepción que la vincula con la solidaridad.

 

Recurriendo a S. Pablo podemos leer: “Pues el motivo de nuestro orgullo es el testimonio de nuestra conciencia… ella nos asegura que procedemos… con la sinceridad y la honradez de Dios… espero que entendáis completamente que somos nosotros vuestro motivo de orgullo, lo mismo que vosotros el nuestro” (2Cor 1, 12 y ss.).

 

Con estas palabras tenemos resumida la intención y la expresión escrita de todo cristiano que se siente a gusto con su fe porque da sentido a su vida y percibe que proporciona felicidad a millones de personas que entregan su vida al servicio de los demás. La comparación se da entre miembros de la comunidad que compiten en la generosidad y evitan el ensimismamiento. Que se alegran de la autenticidad de los otros y prometen la superación de los egoísmos para sentir orgullo de las consecuencias de la propia fe que se traduce en la caridad sin límites y para siempre.

 

No me cabe la menor duda de que la inmensa mayoría de católicos estáncontentos y orgullosos de la fe que profesan. Cristo es el centro de la misma que motiva que las relaciones humanas se envuelvan en la felicidad del que da en caridad y de quien se da en permanente servicio. Un año más solicitamos de todos que desarrollen su obligación de bautizados en el aumento de la responsabilidad de nuestras obras para que la comunidad eclesial pueda ofrecer al mundo frutos de buenas obras para que cualquiera se sienta feliz con la atención y el servicio que nuestra actividad repercute en los demás. No hay mayor gloria ni mayor orgullo que la alabanza a Dios y la dedicación a los semejantes. Eso es lo que hace la Iglesia cada año dando cuentas, presentando sus obras que benefician a todos y pidiendo la justa colaboración para que nunca se detenga este admirable servicio a toda la sociedad.

 

Con mi afecto y bendición

 

                                                                         +Salvador Giménez, Obispo de Lleida.

 

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