
Entrevista a Cristina Miró, directora del colegio Santa Anna de Lleida.
. ¿Cómo afrontáis el período de inscripción?
Cada año en estas fechas nos enfrontamos en este período con ilusión y con la conciencia de haber hecho las cosas correctamente. Este año tenemos un escenario marcado por un decreto, que a pesar de no estar vigente, amenaza y podría hacer vacilar algunas variables. No obstante, mantenemos la esperanza en las familias y en la sociedad y confiamos que las preinscripciones reafirmen una vez más nuestro lugar como escuela que forma parte de un sistema educativo plural y de calidad.
. ¿Qué retos crees que tiene la escuela actualmente?
La evolución del mundo ha provocado que nos encontremos ante unos valores y unos modelos de vida muy diferentes de los existentes hace unos años. Educar en tiempo de incertidumbre hace que el reto de formar buenos ciudadanos y ciudadanas, generosos y atentos a las necesidades de los otros sea la prelación hacia lo que podía haber sido en tiempos pasados. La presencia de personas bondadosas, sólidas y con estabilidad emocional, capaces de dar el mejor de ellas mismas, a fin de construir un mundo más justo es el gran objetivo de la escuela del siglo XXI.
. ¿Cómo se puede mejorar la coordinación con la familia?
La familia y la escuela son los dos pilares fundamentales en la educación de los niños y niñas, chicos y chicas. El patrón familiar de hoy es el resultado de constantes cambios en su estructura y ciertamente la relación con los progenitores tiene que repensarse. Esta se tiene que basar en una comunicación sincera, fluida e intensa. Sólo entendiendo a las familias, estando a su lado y queriendo a los niños con todas sus diferencias, podemos tener éxito.
. ¿Cómo introducís el testigo de Jesús en el aula?
En la convivencia diaria, en la acogida al recién llegado, en la mirada hacia el otro, trabajando la interioridad, siendo estandarte de sus valores y sus mandamientos... Hablamos de Jesús con gozo, sabiendo que a menudo remaremos contra la corriente, pero con la certeza de tener claro cuál es nuestra religión y quién es nuestro Padre.
