He observado mucha preocupación en estos últimos días por las noticias que se divulgan en el mundo entero por el elevado contagio del coronavirus. Con estas líneas os invito a seguir unes breves indicaciones para bien de todos.

 

 

            Intento responder a las numerosas consultas que se han producido últimamente debido a la situación creada con motivo de la aparición y extensión de esta enfermedad y apelo a la prudencia de todos para evitar alarmismos innecesarios, este obispado, al igual que están haciendo otras diócesis, recomienda que se tengan en cuenta las siguientes indicaciones que han sido comunicadas por el mismo Secretario General de la Conferencia Episcopal Española durante la tarde de ayer. Son una serie de medidas en consonancia con las orientaciones que están realizando sobre esta cuestión las autoridades sanitarias de nuestro país.

 

 

  1. Conveniencia de retirar el agua bendita de las pilas que hay en las entradas de los templos y en otros lugares de devoción.
  2. Posibilidad de ofrecer en la celebración de la eucaristía otro gesto de paz distinto al habitual de abrazar o estrechar la mano a los que están próximos.
  3. Que las personas que distribuyen la comunión durante la celebración de la Eucaristía o en los centros sanitarios o domicilios, se laven las manos antes y después de ese momento.
  4. Que las muestras de devoción y afecto hacia las imágenes, tan propias en este tiempo de Cuaresma y en la próxima Semana Santa, puedan ser sustituidas por otras como la inclinación o reverencia, evitando el contacto físico con ellas, y facilitando una mayor rapidez que evite aglomeraciones.

 

 

Este obispo y todos los responsables de nuestra diócesis muestran igualmente su disponibilidad para seguir lo que indiquen las autoridades sanitarias competentes en otros lugares públicos, además de las parroquias, como los colegios u otros centros vinculados a la Iglesia para prevenir posibles contagios.

 

            Finalmente anima a todos a la oración por la salud pública, por la recuperación de los afectados y por las personas difuntas. Esto es lo más importante en la vida cristiana sin esperar más indicaciones. Se puede aprovechar la oración de los fieles en la Eucaristía, en el rezo de Laudes y Vísperas y, por supuesto, en la oración personal de todo cristiano.

 

 

 

                                                                                +Salvador Giménez, bisbe de Lleida..Lleida, 7 de marzo de 2020