Manos Unidas del Obispado de Lleida ha presentado esta mañana, 10 de febrero, la campaña 'Nuestra indiferencia les condena al olvido'. Durante los próximos doce meses, el ONG de la Iglesia católica centrará su trabajo en denunciar como el muro de la indiferencia y la desigualdad condena al olvido millones de personas empobrecidas y hambrientas.

 

En el siglo XXI, la desigualdad se ha convertido en el desafío más grande que tiene que afrontar la población mundial y, también, en la amenaza más grande para la humanidad. Manos Unidas afirma que, si no se pone remedio, la desigualdad, aumentada por la pandemia, empujará a la pobreza 500 millones de personas más y el hambre podría afectar 1.000 millones de seres humanos.

 

Este año la campaña de Manos Unidas del Obispado de Lleida irá destinada al proyecto agrario Kilela Balanda en la República del Congo para pequeños agricultores. Con este proyecto de formación en capacitación agraria se pretende mejorar los cultivos agrícolas, a la vez que prevé, la participación de las mujeres en los órganos de decisión.

 

Kilela Balanda se encuentra en el sur del país, en la frontera con Zambia, a 1545 m de altitud. Es una área de sabana boscosa a pocos kilómetros del nacimiento del río Congo. En la zona alternan dos estaciones muy diferenciadas: la lluviosa, de noviembre a abril, y la seca de mayo a octubre.
 

La población, donde el matriarcado está bastante arraigado, se estructura en comunidades que constituyen un colectivo todavía vulnerable y discriminado. No tienen electricidad (solo disponen a la misión católica). De los 32 poblados de los cuales se compone el territorio, solo 15 disponen de puntos de agua condicionados gracias a un proyecto de Manos Unidas.

 

Hay que destacar que Manos Unidas Lleida también trabaja en la actualidad en un proyecto conjunto, financiado por la Paeria, de mejora de la educación primaria, nutrición e higiene de los niños y las niñas de las zonas rurales de Lugazi, en Uganda.

 

El proyecto se sitúa al distrito rural de Buikwe (Diócesis de Lugazi) a 45 kilómetros de la capital de Uganda, Kampala. Se trata de una zona predominantemente rural, con una población de 1,5 millones de personas que se dedican a la agricultura de subsistencia, con ingresos muy bajos. En las zonas rurales del municipio las infraestructuras educativas son muy deficientes, las escuelas están construidas en adobe y en algunos casos se imparten las clases debajo de los árboles,  carecen de acceso a agua y no tienen medios contra la Covid-19.

 

El proyecto forma parte de un programa educativo que realiza Cáritas Lugazi desde el año 2002, con el apoyo de Manos Unidas y que está consiguiendo que los alumnos de zonas rurales accedan a una educación de calidad en un ambiente seguro y sanitariamente adecuado.