Tipus
Cerca de vosotros (Obispo Salvador)
Autoria
Producció
Fecha publicación: 
Dom, 07/21/2019

Queridos diocesanos:

            Estamos en vísperas de celebrar una fiesta muy querida en nuestra ciudad en recuerdo del paso del apóstol san Jaime por nuestras tierras al inicio de la predicación del evangelio por todo el mundo como les mandó Jesús a sus discípulos horas antes de su Ascensión. La llamamos todos la festa dels fanalets, especie de recipientes, hechos en casa,  para llevar en las manos que contienen una vela encendida que alumbra el camino o la peregrinación de los participantes y que recuerda el trayecto del Apóstol. Nuestro itinerario empieza en la parroquia de la Virgen del Carmen y acaba en el oratorio del Peu del Romeu en plena calle Mayor de nuestra ciudad. Acuden muchos peregrinos, sobre todo niños que muestran con alegría la luz en sus manos.

            Como esta fiesta hay otras muchas a lo largo del año. De algún modo la fiesta expresa la idiosincrasia de toda colectividad humana. Los seres humanos que formamos las distintas sociedades manifestamos singularidades propias a la hora del trabajo, del ocio, de la espiritualidad o del arte y cultura. Cada ámbito tiene su propia expresión que, al mismo tiempo, recoge lo hecho por las anteriores generaciones y lo celebrado en la actualidad. Concretando esta situación a nuestro mundo occidental podemos decir que la fiesta tiene, en muchos casos, un componente religioso basado en nuestra tradición cristiana. Muchas de nuestras costumbres festivas recuerdan un acontecimiento del Señor, de la Virgen o de algún santo o con motivo de algún voto ciudadano por una desgracia colectiva o por un agradecimiento divino.

            Es cierto que no todas las manifestaciones festivas tienen un componente religioso. El recuerdo de las efemérides sociales como las conquistas, las firmas de la paz, los estallidos de las guerras, el afecto por algún benefactor, el reconocimiento de un evento que cohesiona u otras circunstancias que acompañan la vida de las sociedades han sido objeto de celebración. Nosotros tenemos ejemplos que ilustran esta situación.

            En cualquier caso mi deseo es informar a quienes no lo saben o recordar a quienes lo han estudiado o han recibido el comentario en la familia o en la parroquia que las fiestas religiosas no deben perder nunca su finalidad ni las adherencias culturales que a lo largo de la historia han surgido a fin de resaltar todavía más el objeto de la celebración. Pensad en la Navidad, en la Pascua, en la memoria del Patrón del pueblo o de la ciudad.

            Els fanalets expresan mucha alegría en los participantes. Los niños contemplan con admiración la imagen que preside la peregrinación y todos recordamos la figura de un apóstol, un amigo muy cercano al Señor, que cumplió a la perfección el mandato de evangelizar con constancia, con valentía. Se cansaba y se reponía. Al desánimo respondía con el entusiasmo que le infundía el Espíritu Santo. Hablamos de Santiago, de su romería, de su pie herido, de la Virgen del Pilar de Zaragoza, de su sepulcro en Compostela. Hablamos del Camino de Santiago, de la construcción de Europa, de las raíces cristianas de nuestra cultura, de los millones de personas que buscan un sentido religioso a sus vidas. Hablamos de nuestro compromiso con la Iglesia viviendo con autenticidad la fe recibida, sin miedos, con coraje, en comunidad o de forma individual además de responder de nuestra esperanza a todos los que nos preguntan, de anunciar con alegría las palabras y los hechos del Señor Jesús.

            No me gustaría que nadie olvidara las tradiciones de nuestra cultura. Tampoco que nadie relegara el elemento religioso de la celebración festiva, si ese fue su origen.

            Con mi bendición y afecto.

                                                                                  +Salvador Giménez, bisbe de Lleida.