Josep Maria Forné impartió el pasado 7 de noviembre en la Universitat de Lleida la Lección inaugural del curso 2019/2020 del IREL que a la vez iniciaba el ciclo de conferencias sobre 'El Acompañamiento' que la entidad llevará a cabo este curso. Forné diferenció tres antropologías para explicar la condición humana: el ser infinito; el ser finito y el ser finito pero perfeccionable con acompañamiento y esfuerzo.

 

La primera visión antropológica, según Forné, el ser finito, considera que a través de la tecnología puede llegar a todo aquello que se proponga. "Es la cultura del si quieres puedes, que vincula la vida al placer", dijo. En esta visión de la vida, el acompañamiento es  adulación, según Forné. "Es la cultura del cliente, siempre tiene la razón", añadió.

 

La segunda antropología del hombre es el ser finito, que, puede ser finito por accidente y que vive la vida como un absurdo. En esta visión el acompañamiento tiene dos posibilidades: vivir en manada para dar aliento o salir de la manada para vivir como un superhombre que acepta el dolor. 

 

Forné añadió otra propuesta, el hombre fenecido por caída (o expulsión del paraíso). En esta visión, el hombre ha sido expulsado por querer ser Dios. Según el ponente, en esta visión los acompañantes se convierten en moralistas, lo que se hace fuera de ellos es pecado y oscuridad. "Es una visión donde el esfuerzo personal no cuenta y no hay trabajo interior, solo cuenta la norma", dijo.

 

Forné destacó que ninguno de estos acompañamientos libera, al contrario, "nos esclaviza a algo foráneo, es el placer de la norma". Forné señaló que el estadio que libera es "cuando buscamos en el interior de nosotros".

 

Por eso Forné, propuso una tercera antropología basada en el ser finito perfeccionable con acompañamiento y esfuerzo. Destacó que solo con esfuerzo no sirve, hace falta acompañamiento externo que nos hace crecer. "Todos tenemos algún talento, pero nos hace falta maestría para ir de la capacidad a la competencia". "Hay obstáculos que uno no puede superar solo pero también hace falta esfuerzo", dijo.

 

Para cerrar, Josep Maria Forné, resumió las claves del acompañamiento. "Lo importante no es el punto de llegada, es el punto de partida, y el acompañamiento ayuda a salir", dijo. El ponente destacó que "el acompañamiento tiene que buscar conseguir personas resilientes".

Añadió que "el acompañante busca soluciones, no instalarse en los problemas". "El acompañamiento ni culpabiliza ni responsabiliza, añadió. 

 

Forné explicó que "el acompañando no tiene que permanecer permanentemente acompañado". "Hay que superar la relación jerárquica del acompañado para acabar con una relación de iguales, no se trata de clientelizar", dijo.

 

"El acompañante tiene dos herramientas: la palabra y el ejemplo", añadió. Forné destacó que "el acompañamiento se hace por la palabra, no niega el silencio y tiene que ir acompañada del ejemplo", dijo. "La soledad no solo no es evitable sino que acaba siendo el objetivo".

 

"El acompañamiento como un arte, no es una técnica, busca un equilibrio no geomatrizable", dijo.

 

Josep Maria Forné acabó haciéndose una pregunta "¿Quién inspira el primer acompañante?, la divinidad?" Y cerró diciendo que "hay que aprovechar y disfrutar del buen acompañante como un don que nos da la vida".

 

Después de la Lección inaugural se entregaron los diplomas a los animadores de comunidad, a los alumnos del Bachillerato y del Máster en Teología Pastoral.