
El Obispo de Lleida, Salvador Giménez, presidió, el 26 de febrero, la celebración del Miércoles de Ceniza en la Santa Iglesia Catedral de Lleida. En su homilía el Obispo ha destacado que la cuaresma quiere decir conversión, y esto implica "caminar detrás de Cristo para convertirnos con él".
Ha pedido a los fieles que "nuestra mirada sea como la mirada de Dios sobre el mundo". Y ha añadido que "en nuestro mundo hay muchos puntos negros, fruto de los hombres, como no respetar la creación ni la fraternidad".
Pese a ello, el prelado ha destacado que los cristianos "no podemos separarnos del mundo". "El Señor nos dice que vivimos en el mundo, pero no somos de este mundo", añadió. "La conversión es un camino, en el cual queremos crecer cada día más", destacó.
El Obispo Salvador explicó que "el signo de la ceniza es un motivo de reflexión para los cristianos". "La ceniza es para que nadie de nosotros tenga tanto orgullo que quiera ser cómo Dios". Para acabar, Monseñor pidió a los fieles que "en esta cuaresma busquemos la autenticidad, a través de la plegaria, el ayuno y la limosna". Y pidió que "la ceniza nos permita hacer un camino seguro, limpio y auténtico".
Después de la homilía el prelado impuso la ceniza a los fieles. A lo largo de toda la celebración los Portants del Cristo de Sant Llorenç estuvieron presentes en el altar mayor de la Catedral de Lleida. De hecho, la celebración empezó con un Via crucis por la Catedral.
