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Cerca de vosotros (Obispo Salvador)
Producció
Fecha publicación: 
Dom, 03/03/2019

Queridos diocesanos:

Las comunidades cristianas empiezan el próximo miércoles el tiempo de Cuaresma. Es el período en el que nos preparamos para celebrar la Pascua del Señor. La preparación consiste en la realización de algunos actos externos y, sobre todo, en la conversión de nuestro corazón a Jesucristo. A todos pedimos apoyo para que sepamos vivir un año más con autenticidad y con alegría este tiempo que nos permite acercarnos de forma especial al misterio central de nuestra fe. Necesitamos apoyo de todos los que nos rodean para cumplir aquellas normas que la Iglesia nos propone y que no exigen gran esfuerzo para su cumplimiento: la oración, el ayuno y la limosna. Son tres palabras que denotan profundas realidades de la vida cristiana.

Quienes acudáis a la celebración de la Eucaristía en el Miércoles de Ceniza escucharéis la lectura del Evangelio en el que Jesús nos invita a hacer el bien, no para que nos vea y aplauda la gente, a ayudar a los demás sin que lo sepa la mano izquierda, a orar, no como los hipócritas, a ayunar sin desfigurar el rostro y mostrando alegría.

Necesitamos la gracia de Dios para poder cumplir las indicaciones de Jesús desde lo más íntimo de nuestro corazón, con un profundo convencimiento y no como un adorno rutinario porque se nos pide coherencia entre nuestras palabras y nuestras actuaciones. Y ambas en consonancia con la libre voluntad de haber aceptado ser seguidores y discípulos del Maestro, quien habla y actúa con absoluta claridad, sin eufemismos y con la pretensión amorosa de atraer a su rebaño a toda la humanidad, para que todos se salven (cfr. Jn 12,47).

A todos nosotros nos señala el camino para que nos convirtamos y para que aceptemos sus propuestas, muy cercanas, de ningún modo risibles o infantiles y con una fuerte carga de construcción personal, poniendo los ojos en el Eterno, luchando contra el egoísmo y sirviendo con constante caridad a los hermanos (oración, ayuno y limosna). Como podéis observar tengo por costumbre referirme a los mensajes que el Papa dirige a todos los católicos del mundo al tratar alguna jornada especial, determinado asunto importante o comentando un tiempo litúrgico. Y siempre aconsejo su lectura, muy fácil de encontrar con los sistemas actuales de comunicación.

No puedo reproducir el texto pero sí fomentar el gusto por buscar su contenido y disfrutar con la sensación de saberse unidos a los hermanos que viven y celebran en cualquier parte del mundo. Comprobamos nuestra universalidad, nuestra catolicidad. El lema de este año dice así: «La creación, expectante, está aguardando la manifestación de los hijos de Dios» (Rm 8,19). Continúa con la línea que propuso en su encíclica Laudato si’ (2015) y que invita a reconocer todas las partes del universo como obra del Creador y el compromiso que debe tomar el ser humano para respetar, cuidar la armonía de la naturaleza creada y transmitir los bienes a las generaciones venideras.

El mensaje tiene tres puntos: 1. La redención de la creación. 2. La fuerza destructiva del pecado y 3. La fuerza regeneradora del arrepentimiento y del perdón. Termina con una brevísima conclusión afirmando «que la “Cuaresma” del Hijo de Dios fue un entrar en el desierto de la creación para hacer que volviese a ser aquel jardín de la comunión con Dios que era antes del pecado original». Me parece que es un tiempo importante para todos. Os invito a que os lo toméis en serio, que lo sepáis vivir con honestidad y que lo expliquéis de forma adecuada a los niños y jóvenes. Con mi bendición y afecto.

† Salvador Giménez Valls. Obispo de Lleida