
|15-12-23| El obispo Salvador Giménez ordenará diácono permanente a Jaume Roca el domingo 17 de diciembre en la Catedral a las 19.00 horas. Será lo octavo de la diócesis de Lleida. Jaume Roca es hijo de Aitona, tiene 61 años y está casado en segundas nupcias. Asegura que quiere ser diácono "porque tengo la vocación de ayudar a los demás, como ya he hecho con la atención de enfermos y minusválidos".
En una entrevista a Radio Estel, afirma que vive este momento "con mucha ilusión, además de que para mí es muy importante". Hace más de 40 años que se dedica a ayudar los enfermos con la fraternidad cristiana de enfermos y minusválidos de Lleida y también ha trabajado en una clínica privada, entre otros. Roca asegura que hacerse diácono "es vocacional". "Me siento llamado a darme más a Dios Nuestro Señor en esta causa y a predicar, después de años llevando la comunión a los enfermos". De hecho, como diácono permanente su misión estará encarada en los hospitales. "Quiero llevar la espiritualidad y la comunión a los enfermos". Aun así, también estará en el tanatorio, puesto que en la diócesis de Lleida cada diácono está un domingo al mes de servicio en este espacio.
Su esposa acepta que se haga diácono, porque sin su permiso no podría. "Surgió a raíz de una conversación con el párroco de una parroquia y no tardé a decidirme", explica. Roca estudió tres años de bachillerato en ciencias religiosas y ahora está cursando el grado en ciencias religiosas. Es pensionista desde el 2005, ya que a causa de una lesión de columna le dieron la invalidez permanente y fue entonces cuando decidió dedicarse a los demás. "No puedo hacer grandes esfuerzos físicos por la lesión que tengo, pero sí que puedo colaborar". Por ejemplo, ha estado muchos años dirigiendo cantos en parroquias y a "ayudar en todo el que convenga".
Un diácono (quiere decir servidor) permanente es una figura de la Iglesia en la cual su función es predicar la palabra de Dios. Está dado a la caridad y al servicio de la Iglesia llevando una vida evangélica al modelo de Cristo. Los diáconos pueden estar casados y, por lo tanto, combinan el servicio en la Iglesia con el de su familia. Por otro lado, pueden oficiar matrimonios, funerales y bautismos, pero no el resto de sacramentos, que solo pueden hacer sacerdotes u obispos. "Alguien ya me ha pedido poder oficiar matrimonios", concluye Roca.
