|28-10-24| La segunda fase de la Asamblea General del Sínodo sobre la Sinodalidad llegó a su fin este domingo en el Vaticano, donde desde el pasado 2 de octubre 523 participantes de todo el mundo han debatido sobre como andar hacia una Iglesia más sinodal. "A la vista del que ha surgido del camino sinodal, hay y continuará habiendo decisiones a tomar", dijo en el discurso de cloenda el papa Francisco que esta vez ha decidido no publicar ninguna exhortación apostólica postsinodal y ha puesto a disposición del Pueblo de Dios el documento de síntesis animando todo el mundo a implicarse directamente en la comprensión y aplicación del texto.

 

El documento final, de 52 págines, explica los 155 puntos aprobados durante la asamblea. La mayoría de ellos han estado reafirmados sin casi oposición, exceptuando el tema del acceso de la mujer al diaconado y a la ministerialidad. Disponible, de momento, únicamente en italiano, el texto ofrece una visión completa de los temas abordados y las perspectivas adoptadas durante las sesiones sinodales. El documento final tiene por objeto marcar el rumbo de la Iglesia en los próximos años, estableciendo pautas de reflexión y cuestiones abiertas como la sinodalidad, la corresponsabilidad en la Iglesia y la inclusión de nuevas perspectivas en la vida pastoral.

 

El documento explora y profundiza en el camino de sinodalidad en la Iglesia con el lema "Por una Iglesia sinodal: comunión, participación, misión". Divide su contenido en cinco apartados, desde donde se tratan varias dimensiones de la sinodalidad, enfocándose en la conversión espiritual y eclesial hacia una misión común en un mundo diverso y con retos.

 

De las raíces de la sinodalidad a los discípulos misioneros
En el primer apartado del texto ('El corazón de la sinodalidad') define las raíces espirituales de la sinodalidad, basada en la unidad del Pueblo de Dios como sacramento de unidad y una Iglesia que se construye en comunión. Se destaca la importancia de una espiritualidad sinodal que no solo busca la cohesión interna, sino que quiere ser profética en la sociedad.
 
La segunda parte ('Juntos en la misma barca') hace hincapié en la necesidad de renovar las relaciones entre miembros de la Iglesia, con especial atención a los carismas, vocaciones y ministerios. Esto incluye repensar el rol de los ministerios ordenados como promotores de armonía en la comunidad, trabajando por un compromiso misionero conjunto.
 
La parte tercera ('Lanza la red') trata la transformación de los procesos de discernimiento y toma de decisiones dentro de la Iglesia. La sinodalidad implica transparencia, participación activa y evaluación de los procesos, para promover una mayor corresponsabilidad entre todos los bautizados.
 
El apartado cuatro ('Una pesca abundante') aborda la conversión de los vínculos en la Iglesia, enfocándose en las conferencias episcopales y las asambleas eclesiales como estructuras de participación e intercambio de dones para mantener la unidad y fortalecer las relaciones fraternas entre obispos, clérigos y laicos.
 
Finalmente, el último apartado del documento ('También os envío a vosotros') invita a formar un pueblo de discípulos misioneros, conscientes de su identidad bautismal, que se movilice con renovada alegría para llevar el Evangelio por todas partes.

 

Una Iglesia más sensible al sufrimiento
 
El documento concluye que hay la necesidad de una Iglesia "más atenta y sensible a las heridas del mundo actual, en especial a los sufrimientos de personas afectadas por guerras, injusticias sociales y cambio climático". Estas páginas subrayan el camino sinodal como "una fuente de renovación y una profundización en el espíritu del Concilio Vaticano II, con una Iglesia comprometida con la misión, la paz, el diálogo y la reconciliación global".
 
 
Así pues, con este movimiento, el papa Francisco invita los fieles a no limitarse a esperar orientaciones desde la cúspide de la Iglesia, sino a tomar responsabilidad en el estudio y la puesta en práctica de las conclusiones sinodales. Esta postura sugiere un paso hacia una Iglesia más participativa, en la cual las voces de las bases resuenan en el futuro eclesial.
 
Fuente: Agència Flama