“¿Qué hemos hecho del coro capaz de amar y de conmoverse ante el sufrimiento de los otros que Dios nos ha dado?” Esta es la pregunta que el claretiano leridano y obispo auxiliar de Osaka Josep Maria Abella formuló durante la eucaristía que presidió el domingo en la basílica de Montserrat.

 

La parábola del rico y del pobre Lázaro le sirvió para recordar que “nuestro mundo es lleno de Lázaros y de personas que pasan de largo”. En la homilía, Abella predicó que “Jesús hace un llamamiento a la solidaridad, a saber mirar la realidad con los ojos del Padre y sentirla con el coro misericordioso del Padre del cielo que sufre con el sufrimiento de sus hijos y con la indiferencia de quienes pasan de largo ante los quién sufren o sufren injusticias”.

 

El obispo y el misionero claretiano aprovechó para recordar la figura del beato Pere Kibe, un jesuita japonés que pasó por Montserrat en 1622, y del padre Estanislau, el monje ermitaño de Montserrat, que conoció el arzobispo metropolitano de Osaka, Thomas Aquino Manyo Maeda, cuando todavía era un joven presbítero en las islas próximas a Nagasaki. El obispo Maeda, que lo ha acompañado en esta visita en Catalunya, “fue encargado de llevarle a menudo el que necesitaba para vivir”, ha explicado Abella.

 

En su paso por Cataluña, el viernes por la mañana el arzobispo y cardenal de Osaka Thomas Aquino Manyo Maeda y su obispo auxiliar saludaron el arzobispo y cardenal de Barcelona, Joan Josep Omella. Previamente, y con la atención de padre Robert Baró, visitaron la catedral. El presidente de la Junta Constructora de la Sagrada Familia, Esteve Camps, los saludó a la entrada de la visita al edificio de Antonio Gaudí; y, por la tarde, visitaron la basílica de Santa Maria de Mar y la Librería Claret. El sábado estuvieron en Lleida para encontrarse con la familia de Abella, y donde saludaron también el obispo Salvador Giménez.

 

En la Sagarra, Maeda conoció el campo de los mártires del Mas Claret. Finalmente, domingo visitaron Montserrat recibidos por el padre abate, Josep M. Soler, y la comunidad benedictina.

 

El obispo claretiano presidió la misa conventual de Montserrat; y por la tarde estuvieron en el Centro de Espiritualidad Claretiana de Vic y pudieron rogar ante el sepulcro del padre Claret. El padre provincial, Ricard Costa-Jussà, y el padre Ramon Olomí los hicieron de anfitriones y acompañar en este breve periplo por nuestro país.

 

Fuente: Claretianos.