Un centenar de feligreses del arciprestazgo Seu Vella y periferia, así como otras personas acompañadas por el Obispo Salvador, el arcipreste Mn. Víctor Martínez y otros sacerdotes, realizaron el ejercicio del Vía Crucis en el Santuario del Sant Crist de Balaguer la tarde del primer domingo de Cuaresma. Llegados en autocar y vehículos particulares al pie del Monte del Calvario, el grupo siguió las estaciones monumentales con actitud de silencio y oración, ayudados por las meditaciones y cantos conducidos por la Unidad pastoral de Cappont. La decimoquinta estación se rezó en el Santuario del Sant Crist donde fueron acogidos por Mn. Joan Pujol, su custodio, y las hermanas clarisas escenificaron una danza eucarística contemplativa de adoración a Jesús resucitado.

El Obispo agradeció a los presentes haberse sumado a la celebración conjunta del vía crucis animando a predicar a Cristo y a seguirle, preparando nuestro interior y haciendo que nuestras comunidades sean acogedoras: “El Viacrucis es el camino de la cruz en el que el cristiano acompaña a Jesucristo y él lo hace en nuestra familia, trabajo y parroquia.” También recordó a las víctimas de la guerra en Ucrania. El acto terminó con la veneración del Santo Cristo mientras las clarisas entonaban los Gozos al Santo Cristo de Balaguer. Fue un momento para recordar a Mn. Pau Vidal, que ha sido custodio del Santuario durante dieciocho años y siempre se había hecho presente en este Vía Crucis que el arciprestazgo Seu Vella organiza al inicio de la Cuaresma desde 2012, salvo el año pasado a causa de la pandemia.

El Santuario del Sant Crist está construido sobre la iglesia de Santa Maria de Almatà. Acoge la imagen de Jesucristo que según la tradición fue esculpida en madera por Nicodemo ayudado por los ángeles. Con el tiempo y después de muchas incidencias, la imagen llegó a Balaguer, donde fue rescatada de las aguas del Segre por las hermanas clarisas de Almatà que la custodiaron en su iglesia conventual. Quemada durante la Guerra Civil, la imagen actual es una réplica que conserva el pie original salvado de las llamas.

 

Fuente: Parroquia del Carme de Lleida.