Entrevista a Dolors Esteve, maestra de religión de nuestra diócesis.

¿Cómo animas a una familia a qué apunten a sus hijos a la clase de Religión?

En primer lugar intento saber quienes son los padres, de dónde vienen, cómo piensan... y después hablo con ellos, intentando ponerme en su lugar, utilizando el lenguaje adecuado porque su hijo y ellos mismos tengan la oportunidad de compartir y conocer las vivencias dentro de la clase de Religión.

¿Qué se puede encontrar un alumno en la actualidad en la clase de Religión?

Hoy, los alumnos se encuentran con un considerable índice de niños y niñas de diferentes culturas y religiones que tienen que aprender a convivir juntos. Actualmente los alumnos antes de empezar hacen unos minutos de meditación. Desde pequeños los niños son capaces de tener a su manera una vida interior. Poco a poco irán descubriendo la importancia hacia el respeto por la vida (y por nosotros mismos) y tener la capacidad de maravillarnos ante una flor, observar una nube, la mirada del compañero... de ver más allá de lo que los ojos miran.

¿Qué retos tiene la asignatura de Religión?

Yo, personalmente pienso que es algo más que una asignatura, por eso es voluntaria. Por eso hay que enseñar con lo que soy; saber escuchar con la cabeza, pero dejar hablar al corazón; que los conocimientos y vivencias les sean útiles para hacer un buen uso de su libertad. Además, hay que aprender a convivir y actuar en la diversidad del alumnado y la sociedad.

Explícanos un signo de esperanza que hayas vivido recientemente en el aula.

Cada niño y cada niña a cada instante es un signo de esperanza, porque ellos son mi libro de aprendizaje y forman parte de mi vida y de mi corazón. Doy gracias a Dios por darme la oportunidad de sentirme su instrumento para transmitir sus valores rodeada de niños y niñas.