El jueves día 27 de agosto la parroquia de San Andrés de Lleida acogió en la celebración de una misa de acción de gracias, a un numeroso grupo de personas que quisieron estar al lado de la comunidad de religiosas Hijas de la Caridad que habían cuidado a los enfermos del Hospital de Santa María de Lleida.

Las Hijas de la Caridad han estado presentes en nuestra ciudad de manera ininterrumpida desde 1792 como se puede leer en este fragmento del documento original conservado en el Archivo diocesano de Lleida. En él se explica cómo fueron llamadas por el obispo Torres para hacerse cargo de los bebés abandonados y del Hospital de Santa María, que en ese momento se encontraba en una situación de pésima salubridad y de falta de organización.
Cabe decir que hasta ahora esta comunidad de seis religiosas ya jubiladas vivían en un piso de nuestra ciudad que tenía alquilado el mismo hospital y que ahora sus responsables han creido conveniente dejar de hacerlo. De tal manera que las religiosas se han visto obligadas a dejar, no sin pena, la ciudad a la que han servido después de tantos años.

Ante la marcha de las religiosas, el Administrador diocesano, Mn. Ramon Prat, dialogando con ellas, les propuso celebrar una misa de acción de gracias por toda la dedicación amorosa y profesional durante estos más de 200 años.
En su homilía, el P. Carles Sanmartín, párroco de la parroquia y capellán de la comunidad de religiosas, que junto con el P. Miret viene celebrando cada día la eucaristía en la pequeña capilla que éstas tienen en el piso donde residían, destacó entre otras cosas, que "más allá de lo que hacemos los cristianos en beneficio de la sociedad, el plus que aportamos es que lo hacemos en nombre de Jesús " Así lo habían hecho las Hijas de la Caridad y continúan haciendo, dijo.

Al terminar la misa diferentes personas que conocían a las religiosas quisieron dirigir unos breves pero sentidos parlamentos. Entre ellos encontramos el de Marta Fontanet, enfermera con más de 40 años de trabajo en el Santa María, que reconoció como ella había aprendido tanto de las religiosas que "acogían enfermos muy pobres que llegaban en pésimas condiciones, y como ellas los cuidaban tratándolos como  personas". La humanización del hospital les debe mucho a ellas, dijo emocionada.

En un tono también lleno de afecto hacia las religiosas, pero crítico por el motivo de su marcha,  el médico Dr. Cabau, se mostró indignado por este hecho y se preguntó cómo era posible que los responsables hospitalarios hubieran decidido pedir que las religiosas dejaran el piso donde vivían anteponiendo razones económicas a otras consideraciones más humanas.
En el ambiente pues se respiraba un cierto ambiente de tristeza e indignación, y también de estima y cercanía por Sor Genara, Sor Beneranda (que pasan de los 90 años), Sor María Jesús (ausente porque está cuidando a una hermana), Sor Joaquina , Sor Isabel y Sor Filo.
Y es que al final, lo que queda es haber amado, y las Hijas de la Caridad lo han venido haciendo en Lleida desde 1.792
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