El obispo Mons. Joan Piris ha ordenado este sábado, 18 de julio, a Mn. Josep Maria Escorihuela sacerdote de la diócesis de Lleida, en una ceremonia que se ha celebrado a la Catedral y a la cual han asistido la mayor parte de los sacerdotes diocesanos, además de un numeroso grupo de fieles y amigos (ver Vídeo).

En la homilía, el obispo Joan ha recordado las palabras de Santo Tomás de Villanueva, para dar al nuevo sacerdote cuatro recomendaciones, “que considero un tesoro”, ha dicho.

Estas son, “en primer lugar, el amor como única virtud, cuando le encargó hacerse cargo del rebaño. En segundo lugar, la vigilancia, que le hacía estar atento a las necesidades de las ovejas. En tercero, la doctrina, que alimentaba a los hombres, hasta que llegara la salvación definitiva. Y finalmente, la santidad y la integridad de vida. Ésta es la principal de las virtudes”.

Y es que según los consejos recibidos, “un prelado, por su bondad, tiene que tratar con justos y pecadores; con su oración, tiene que aumentar la santidad de los buenos, y con sus lágrimas tiene que obtener el perdón de los otros”. Todo ello porque “siempre serán las obras las que revelarán que un buen pastor tiene las condiciones indispensables”.

El obispo Joan ha empezado la homilía manifestando, que era Dios quién nos llama a ser “pescadores de hombres”, también en el ministerio sacerdotal, como escogió los Doce, “a los suyos”, “para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar”.

Mons. Piris ha hecho mención a la debilidad que puede sentir el presbítero en algunos momentos, como la sufrieron los apóstoles en las tremendas jornadas de la Pasión y Muerte de Jesús. “Una debilidad que es propia de la condición humana, pero que nos pide también a los sacerdotes a vivir nuestro ministerio con humildad. “El presbítero es pecador y necesita la redención como los demás”.

Por todo ello, el obispo Joan ha aconsejado al nuevo presbítero a ser consciente de esta fragilidad y a confiar “plenamente en la gracia de Dios, que te sostendrá y mantendrá en aquella fidelidad que Jesús nos pide a sus fieles”. Y es que en nuestra fragilidad humana, tenemos el signo de la compasión. “Puedes estar contento –ha dicho Mons. Piris–, de haber conocido la misericordia de Dios, que te llama a ser ministro de la reconciliación y el perdón”. Entonces es cuando le ha encomendado que “tu caridad pastoral sea un signo de la caridad de Dios para todo el mundo, particularmente con los pecadores y alejados, con los pobres y necesidades”.

La ceremonia finalizó con unas palabras de agradecimiento por parte del nuevo padre, que recibió la felicitación de los sacerdotes de la diócesis, primero, y del resto de fieles que habían querido acompañarlo a la Catedral.

La de Mn. Josep Maria Escorihuela es la primera ordenación de un presbítero en el Obispado de Lleida desde hace más de tres años y la sexta que realiza el obispo Joan, desde que inició su prelatura a nuestra diócesis.

Por este orden, Mons. Piris ha ordenado sacerdotes diocesanos a Mn. Josep Vicenç Forner, Mn. Santiago Mataix, Mn. Lucas Evung, Mn. Jaume Melcior y Manuel de la Varga, que fue el último, el 19 de febrero de 2012.

Mn. Escorihuela era desde el 3 de mayo diácono transitorio y nació hace 65 años en Vimbodí (Conca de Barberà).

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