Tipus
Ayudando a vivir (Obispo Joan)
Autoria
Producció
Fecha publicación: 
Dom, 05/31/2015
Fitxer audio: 

Podríamos hacer un listado abundantede las ideas que hay sobre Dios y, tal vez, pocas se acercarían a la verdadera imagen del Dios al que nadie nunca ha visto y nadie conoce completamente, como leemos en el evangelio de Juan(Jo 5,37).

Pero Dios se nos ha manifestado a lo largo de la historia para darse a conocer: "En muchas ocasiones y de muchas maneras, habló Dios antiguamente..., pero ahora, en estos días, que son los definitivos, nos ha hablado por el Hijo"(Hebr 1,1-2).Es en Jesús en quien debemos buscar la verdadera imagen de Dios que él nos presenta de diferentes maneras: como un Padre que nos ama y nos espera (Lc 15,11-24: parábola del hijo pródigo y del Padre misericordioso); como un Dios que nos busca cada vez que nos alejamos de Él (Lc 15,1-10: la oveja y la moneda perdidas); como un Dios que ama, pero que también exige (Mt 25,14-30: parábola de los talentos); como nuestro Creador, que se deja encontrar si le buscamos porque está muy cerca de nosotros (He 17,24-29).

La pregunta a hacerse seriamente es: ¿quién es Dios para mí? ¿Qué sentido tiene Dios en mi vida? ¿Desde qué actitudes personales hablo yo de Dios: libros, rutina…; desde la pobreza personal del que vive asegurado únicamente en la fe y en la búsqueda continúa; o como persona enamorada, que tiene la pasión de Dios? (Jer 20,7).

Nuestra idea de Dios influye en nuestra vida a todos los niveles. Transmitimos al Dios que vivimos.Y cada vez que hablo de Dios o me dirijo a Él, no está claro que esté reflejando su verdadera imagen: podemos estar proyectando nuestros razonamientos, nuestras pequeñas experiencias y presentar imágenes deformadas que habría que descalificar a fin de presentar y presentarnos ante la verdadera imagen de Dios (Padre, amigo, maestro, señor...), aquel Dios cuya gloria es que el ser humano "viva y sea feliz" (S. Ireneo).

Puede ayudarnos comparar nuestra idea de Dios con la que Jesús presenta, y hacerlo lo más sinceramente posible, sin rebajas, sin querer acomodarla a aquellos aspectos que a cada uno nos gustan más. Incluso habría que preguntarse si siempre hemos pensado así de Dios y, si no es así, como hemos ido cambiando hasta llegar a la imagen actual. Como le pasó a Job que, a pesar de sus crisis, llega a declarar: "Yo sólo te conocía de oídas, pero ahora te han visto mis ojos"... (Job 42,5).

Porque Dios es sorprendente, misterioso, desconcertante... y hay que reconocerlo igualmente en caminos no prefijados. Necesitamos un corazón abierto a sus sorpresas. Muchas veces se nos ha dicho que es importante amar a Dios, y es verdad. Pero mucho más importante es que Dios nos ama a nosotros. "En esto consiste el amor: no que nosotros hayamos amado a Dios, sino que Él nos amó" (1Jn 4,10). Esta es la "fe básica" saberse aceptado por Dios: "Hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en Él" (1Jn 4,16). El Credo de los Apóstoles no es sino la afirmación de la confianza en este amor que Dios nos profesa.

Recibid el saludo de vuestro hermano obispo,

+ Joan Piris Frígola, Obispo de Lleida