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Ayudando a vivir (Obispo Joan)
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Fecha publicación: 
Dom, 04/26/2015
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En estos últimos años venimos celebrando en la Catedral los Sacramentos de la Iniciación Cristiana de adultos (Bautismo, Confirmación y Eucaristía) que han seguido un proceso catecumenal en sus respectivas Parroquias. Estos nuevos cristianos han sido acogidos y acompañados con amor y paciencia por el Catequista y el Sacerdote, quienes han procurado escuchar, dialogar y reflexionar con ellos y compartir sus aspiraciones y experiencias de vida para iluminarlas desde la fe.

Recordemos que la Iniciación Cristiana es un proceso mediante el cual una persona es introducida en el Misterio de Jesucristo. Es una de las tareas encomendadas por Él a la Iglesia Apostólica: "Id, pues, a todos los pueblos y haced discípulos míos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado"(Mt. 28,19).Pero, hay que repetir que el punto de llegada de la iniciación cristiana no es la celebración de los sacramentos sino la conversión, la adhesión a Jesucristo Señor y la inserción plena y activa en la Iglesia. El anuncio del Evangelio y el camino de la iniciación cristiana lograrán plenamente su finalidad si lleva a los fieles, con la aportación de la comunidad, no sólo a acoger la fe que les ha sido comunicada sino también a transmitirla ya saber dar razón de la esperanza que los mueve.

Habrá que seguir insistiendo en los fundamentos de nuestra fe, en el "porquécreo”, "en quién o en qué creo" y "qué significa en la práctica creer". Necesitamos adultos profundamente maduros en la fe, verdaderamente evangelizados, es decir, que se han dejado conquistar por Cristo (Fil 3,12), que se han enamorado de Él, y que, por tanto, están en condiciones de transmitir a los demás el don de la fe recibida. Y en este camino es fundamental el testimonio y proximidad de la comunidad. Porque si la iniciación cristiana es un compromiso personal, también lo es de cada comunidad cristiana como expresión de la presencia y de la función maternal de la Iglesia. Cada Comunidad debe sentirse llamada a vivir más intensamente la escucha de la Palabra y la vida de comunión eclesial, y reavivar la fe dormida de algunos de sus miembros. El objetivo de la iniciación cristiana debe ser siempre una fe explícita y operante en Jesucristo Resucitado, tal como es proclamada por los Apóstoles y sus sucesores, el Papa con el colegio episcopal.

Sería bueno coordinar mejor las diferentes actividades y procesos de iniciación cristiana que ya se hacen en nuestraDiócesis, y también regular y valorar el itinerario catequético a seguir por los eventuales catecúmenos, ayudando a seguir las 4 etapas del proceso (precatecumenado, catecumenado, purificación e iluminación y mistagogia o instrucción postbautismales) y las 3 celebraciones principales (admisión al catecumenado y entrega de los Evangelios, elección, recepción de los sacramentos del bautismo, confirmación y eucaristía). Ruego que, cuando haya algún candidato y antes de comenzar el proceso catecumenal, los responsables parroquiales y diocesanos, teniendo en cuenta las circunstancias dela persona, determinen el desarrollo del proceso (c. 851, §1) de acuerdo con el Delegado del área pastoral respectiva.

Recibid el saludo de vuestro hermano obispo,

+ Joan Piris Frígola, Obispo de Lleida