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Cerca de vosotros (Obispo Salvador)
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Estimados diocesanos:

 

  Una buena formación es indispensable para el futuro personal y profesional. Nadie discute esta afirmación. Lo dicen los padres a sus hijos quienes por el inmenso amor que les tienen y pensando en un inmejorable futuro.

 

  Las empresas también tienen sus líneas de formación reglada para sus empleados con el fin de conseguir mayores índices de productividady eficacia. Últimamente se busca ampliar el radio de acción de saberes y destrezas además de pretender la excelencia en la respectiva profesión o área de conocimiento. Incluso, seguramente con mayor razón, reciben formación aquellos que dedican su vida como profesionales docentes, Se forman los que forman.

 

  Por supuesto que la formación no se reduce sólo a la adquisición de conocimientos para conseguir una acumulación de datos como una preparación a uno de los tantos concursos televisivos. Para ser una formación óptima tiene que contar con todas las dimensiones de la persona aunque se insista en los aspectos específicos de su profesión.

 

  Se cuenta también con la voluntad y el tiempo de preparación personal. Sin que lo promueva la empresa muchos profesionales dedican, fuera de la jornada laboral, gran cantidad dehoras a la lectura, al estudio y a la reflexión.

 

  También los cristianos necesitamos contantemente recurrir a la formación permanente. Existen muchos grupos que profundizan en el conocimiento de la Biblia, de la historia de la Iglesia, de la moral, de las verdades de la fe o también de la pedagogía o de la catequesis. Nuestra fe es razonable y la podemos aprender y explicar. En esa línea queremos acumular datos pero nos importa sobre todo la formación en la sabiduría que potencia simultáneamente el pensamiento, la palabra y las actitudes para crecer en cuanto personas y para poner todo al servicio de la comunidad que nos acoge y en la que celebramos.

 

  De modo continuado las parroquias ofrecen a sus feligreses la posibilidad de formación. Os animo a todos a participar en los cursos que organicen para aprender y retener conocimientos. Sin olvidar nunca la formación de la conciencia y la sabiduría que nace del seguimiento de Jesucristo.

 

  El obispado organiza periódicamente cursos y conferencias para los sacerdotes. Además de la permanente oferta reglada del IREL, existen momentos a lo largo del año en los que se reflexiona sobre las distintas dimensiones de su vida ministerial, la estrictamente humana, la formación espiritual, la formación intelectual y la formación pastoral. Todo coincide en el mismo sujeto que vive su ministerio y trabaja en una comunidad concreta, que acompaña a los demás y les orienta para que su fe sea cada día más robusta y convincente, que se cuida y se forma para cuidar y formar a los demás. Todo ello le ayuda a servir mejor. Cuanto más invierta en su propia formación, mejor servicio prestará a la comunidad y con mayor disposición colaborará con el resto de grupos sociales o instituciones que le solicitan.

 

  Durante es próxima semana el conjunto de sacerdotes dedicará dos días a la formación. Diversos ponentes nos ayudarán en la reflexión sobre la parroquia y acerca de alguna de sus actividades esenciales como es la catequesis. Que todos valoremos positivamente esta formación.

 

  Con mi bendición y afecto    

 

                                                                                    +Salvador Giménez, obispo de Lleida.