El jueves 19 de mayo de 1955, fiesta de la Ascensión, entonces fiesta laboral, llegó a la ermita de Grenyana la nueva imagen de la virgen. La talla de madera de nogal, obra del escultor leridano Jaume Gort, salió en romería desde la iglesia de San Juan de Lleida, cruzó el río y se dirigió hacia el camino de Grenyana. Numerosos vecinos y vecinas de la partida participaron en los diferentes relevos que llevaban la peana en aquella  fiesta mariana.

 

Esto es historia, pequeña historia de un lugar de la huerta de Lleida y este año un grupo de fieles de la ermita lo quisieron recordar, que quiere decir volver a revivirlo.

 

Fue una jornada que tuvo como actos programados, las puertas abiertas y la misa en la ermita. Ya a primera hora de la mañana algunos caminantes, así como un grupo de personas con raíces en la partida, recorrieron a pie el trayecto desde Lleida hasta la ermita. Una sutil evocación del itinerario de la comitiva de hace 65 años. “Hoy tengo 78 años, entonces era una jovencita de 13, el camino estaba precioso, enramadas, pancartas, todo el mundo bien vestido… un día de fiesta, he querido venir andando acompañada de familiares para hacer salud y rememorar aquella romería” manifiesta una emocionada vecina de la partida.

A las 11 de la mañana, la misa dominical y de cumpleaños. Una celebración vivida por todos los participantes, que en esta ocasión fueron 32 contados, debido al acceso restringido al encontrarnos en fase 1 del confinamiento por la pandemia del Covid-19. Durante toda la fiesta las puertas de la ermita estuvieron abiertas y el goteo de visitantes fue constante.

 

Nuestras comarcas están llenas de ermitas, todas diferentes, pero todas comparten rasgos comunes: la soledad, apartadas de núcleos habitados, en lugares llenos de natura y tranquilidad. Su construcciones sencillas, austeras. Edificios referentes con fechas señaladas de encuentro o de reunión. Todas son rincones que invitan a sentir, reposar, conectar, u olvidar desazones cotidianas. Espacio de espiritualidad y fe de pueblo.

 

Celebrar este cumpleaños es evocar el placer de saborear estos pequeños hechos, un gesto, una excusa para poner en valor este patrimonio y la gente de la partida de Grenyana, de la huerta de Lleida, que ha velado por su conservación. El Encuentro de septiembre, el tercer fin de semana, puede ser otro punto de encuentro y descubrimiento.

 

Josep M