La Catedral de Lleida ha celebrado el domingo 22 de noviembre la solemnidad de Cristo Rey y a la vez también la fiesta de Santa Cecília, como patrona de la Paeria y de la Guardia Urbana, instituciones que este año no asistieron al acto religioso.

 

Los fieles que acudieron a la celebración, lo hicieron manteniendo en todo momento las medidas de protección para evitar contagios del Covid-19: El gel al entrar al templo, el uso de la mascarilla y la distancia social, a la vez que se respetó la capacidad del templo en un tercio.

 

La Eucaristía presidida por el capitular Mn. Francisco José Ribas, empezó con el canto del Himno de alabanza a Santa Cecília, mientras en el altar que de la Santa hay a la Catedral, (obra del escultor Jaume Perelló y mandado construir en 1964 a expensas de la Paeria y de la Guardia Urban), se incensó su imagen.

 

A continuación se leyó un texto donde se hizo memoria de la fiesta y del motivo de su solemnidad: “..renovar y cumplir el "Voto" que los 'Paers' de la ciudad y el Capítulo de la Catedral de Lleida hicieron el 22 de noviembre de 1647 de celebrar todos los años Santa Cecilia virgen y mártir, como especial protectora de la Ciudad, agradeciendo a Dios la providencia de haber liberado la ciudad de Lleida del asedio a que la tenían sometida sus enemigos”.

 

El celebrando en su homilía se refirió a la tradición que nos recuerda como Santa Cecília murió en el martirio sin dejar de cantar y alabar Dios: “...un Dios siempre próximo que nos invita a continuar el camino sin temor, amándolo a Él y los hermanos”.

 

La celebración, en la cual se rezó por la Paeria y sus 'paers', también por el cuerpo de la Guardia Urbana y por los músicos como Patrona universal de la música que también es Santa Cecília, tuvo un especial recuerdo por los difuntos de la ciudad traspasados en este año. Muy especialmente por los que han muerto como consecuencia del Covid-19.

 

La Misa de Santa Cecília cerró con la plegaria del 'Te Deum Laudamus' en acción de gracias a Dios y a la Santa, para renovar y cumplir así con el Voto, respetando una costumbre que este año ha cumplido 373 años de historia y tradición.

 

 

Jordi Curcó