Queridos amigos, ¿Qué tal todo? No imagináis cómo os he echado de menos… Afortunadamente, estoy aquí otra vez con novedades, con cambios, con nuevos sueños… Mi salud se ha complicado notablemente en

los últimos meses… Lo que ha empeorado mucho y tiene muy mal pronóstico son mis caderas y mi hombro derecho. Me diagnosticaron unas Necrosis a causa de los Corticoides, de mucha importancia y más avanzadas de lo que se imaginaban los especialistas.

De momento, no podrán ser intervenidas y, lo más pronto posible, empezaré un tratamiento novedoso llamado de “radio-frecuencia”. No sé si es así exactamente pero, más o menos, mediante una punción inyectarán calor con alguna otra sustancia que lo que hará exactamente es retrasar la evolución rápida de la destrucción de masa ósea.

Las cabezas de mis fémures están muy afectadas y débiles… cualquier movimiento brusco, a partir de ahora, una caída, un esfuerzo innecesario, un movimiento forzado… podría complicar estas lesiones y convertirlas en más serias de lo que realmente son.

Por este motivo, en una de mis últimas consultas en el Hospital, me reiteraron lo siguiente: “Càrol: Aunque ahora pudieses dejar de tomar Cortisona, nunca más podrás andar ni mantenerte en pie. Todo lo más que podrás hacer es, cambiar de silla para ir al aseo y volver a hacerlo para volver a tu silla o a la cama…”

Os soy muy sincera: imaginaba este diagnóstico dentro de unos años; pero, ni mucho menos ahora. En un primer momento, delante del médico, parece que no me afectó demasiado la afirmación pero, a medida que pasaba la tarde y los días, estas palabras iban y van resonando en mi interior, y fue así como empecé a ser consciente de lo que todo esto podía significar…

Sólo pido que tenga fuerza suficiente para saber continuar con esta misión que cada día veo más compleja. Espero no defraudar al de Arriba… y espero seguir con ánimo lo que tanto me cuesta entender. Lo sabré hacer mejor o peor pero, os aseguro que intentaré seguir ofreciendo mi día a día, mi minuto a minuto, mi cada instante, por ese lazo tan fuerte que me une a mi familia, al mundo, a mis Hermanas, a mi querida África y a toda su gente.

A pesar del miedo y la incertidumbre que me acompañan, deseo seguir viviendo esperanzada… Que “mi vida” sea como un Tiempo de Adviento de forma continuada… Os pido que recéis mucho… ¡Cada uno cómo sepáis y a vuestra manera!

Qué recordéis a mamá y a los más cercanos. La enfermedad es de todos, no sólo mía… y siento que la situación cada vez los perjudica más. ¡Doy gracias por ellos; es realmente una gran suerte y un gran consuelo tenerlos tanto para lo bueno como para lo que no lo es tanto…!

Y, a vosotros, fieles amigos de los martes, antes de terminar este “parte médico”, agradeceros una vez más vuestro apoyo incondicional. Es un privilegio teneros como compañeros de viaje. Estas semanas sin vosotros se me han hecho eternas, no os lo niego. Pero, está claro que, no ha sido en balde este tiempo de descanso: el tiempo de “Kit-Kat” que deseaba para tomarme un respiro, alguien prefirió que fuese para saber aceptar que he de aprender a vivir de distinta manera.

Mirad: Está claro que, no es lo mismo estar en pie y hacer vida normal que, permanecer siempre sentado. Sin quererlo, de esta segunda manera aprendes a ver al mundo desde otra perspectiva… Y, qué casualidad; si no lo habéis hecho, experimentadlo: estando sentada en una silla, la vista siempre me queda a la altura del pecho de las personas; justo, donde se sitúa, más o menos, nuestro órgano más preciado: el corazón.

Qué gran misterio… ¿No os dais cuenta que, sea de la manera qué sea, lo más importante en esta vida es seguir amando, aún descansando en una cama articulada, manteniéndote en pie o reposando en una silla…?

¡Feliz Adviento, hasta pronto… muy probablemente en Navidad y un fuerte abrazo!

Càrol.