Información patrimonial:
Esta fachada de estilo barroco mantiene su división en tres partes, y la misma división en la distribución anterior. La parte central está coronada por un frontón curvado con un elemento decorativo al final. En el centro de la fachada, y encima de una escalinata, encontramos el portal decorado con volutas, medallones, copas con frutos, conchas, y flanqueado por pilastras decorativas sobre un basamento, y acabadas por un capitel compuesto. Hay que destacar el majestuoso medallón central con peana y que sostenía Sant Joan (figura hoy desaparecida). El medallón está rodeado por rocallas, hojas estilizadas, flores y molduras.
El campanario es de base cuadrada, con dos tramos superiores octogonales y acabados en cupuleta. El interior tiene tres naves separadas por gruesas pilastras, sostenidas por un basamento de piedra y acabadas en capiteles decorados con volutas y vegetación estilizada. Las naves laterales presentan vuelta de arista, y la central, vuelta cilíndrica reforzada por arcos torales con lunetos, que contienen pequeñas ventanas enmarcadas con molduras arquitectónicas y elementos vegetales. Los muros presentan una decoración que recuerda los sillares y el mármol en las pilastras.
Costumbres y tradiciones:
En los Torms se hacía mucha fiesta por san Antonio abad —votado por la peste—, hasta el punto que era la más grande que se celebraba en el pueblo; no había nadie que no fuera a misa, y el dicho decía: «En este día hasta los animales van a misa». Y era cierto, puesto que al salir las personas se cogían todos los animales de tiro o de carga, y se iban a bendecir, con lo cual aquel dicho acontecía un hecho.
Por la Virgen María de la Candelaria se bendecía la candela, el día 2 de febrero, que después se encendería a la ventana en caso de tormenta.
Por san Blas, bendición de alimentos, que se comerían aquel día, pero se guardaba una manzana por la Virgen María de Marzo, puesto que curaba el dolor de garganta, y el chocolate bendecido este día, se comía por el Viernes Santo, porque así preservaba de un accidente vascular cerebral. En lo referente a estos días, Jueves y Viernes Santo, la gente no hacía nada, ni barrer, ni hacer las camas. Mientras Cristo era en el monumento se cambiaba el agua de las olivas. Una cosa que era típica de este pueblo, era hacer «el ayuno de las campanas». Esto es, desde Jueves Santo que se tocaban por última vez las campanas, hasta el Sábado de Gloria que se volvían a tocar a misa; durante este espacio de tiempo no comían nada. El Sábado Santo, después de haber comido, se iba a buscar agua de la que se había bendecido durante la misa, para echarla por casa y echar así los malos espíritus. En este mismo día, por la mañana pasaba el cura y el monaguillo a hacer el sal y huevos. En Semana Santa se cantaban vísperas. Y el Viernes Santo por la mañana
se hacía lo mata-judíos.
Por santa Cruz se bendecía el término municipal.
Por san Pedro mártir se iba a plantar el brote.
Se hacía el Roser de Maig. Era una fiesta muy grande, tenía cofradía, y era muy fuerte, era la cofradía del Roser.
También se rezaba el Rosario de la Aurora, a las cinco de la mañana, el mes de octubre. Igualmente en esta hora se decía la misa de los cazadores, para que estos pudieran ir a cazar.
Por Todos Sants se hacía una novena, vendía un predicador, y para pagar los gastos este día se hacía un encanto para recoger dinero. Se plantaba el «mayo». Se iba a buscar en el valle del Salt.