‘Voluntarios de Cáritas, portadores de esperanza’ es el título de la conferencia que el cardenal Óscar Andrés Rodríguez Madariaga, presidente de Cáritas Internacional, impartió el pasado mes de octubre en el encuentro de voluntarios de Cáritas Catalunya, que se celebró en la Sagrada Familia y que la entidad de acción caritativa de la Iglesia católica acaba de editar en un documento, que os lo podéis descargar en el documento adjunto.
El cardenal Madariaga inició su conferencia contextualizando el momento en que vivíamos: una gran crisis la cual, como toda sacudida económica y política de estas características, rompe con una serie de principios. La corrupción, pasa a ser la negación de todo valor –del bien y del mal–, mientras que la tolerancia deriva hacia la indiferencia. Es entonces donde el cardenal dice que hay que preguntarse: ¿Qué es el ser humano? ¿Cuál es el sentido de vivir? “De estas respuestas saldrá la posibilidad de construir por consenso una economía al servicio del ser humano y una política que ayude a encontrarse y cumplir las tareas de una civilización que tiene que ser cada vez más humana”.
Para el presidente de Cáritas Internacional, esta entidad “es la opción más preciada de la Iglesia” y dice que “nos tenemos que lanzar a la tarea de realizar sin pausa y permanentemente la caridad”.
Una vez ubicados en el contexto y en el papel de Cáritas, monseñor Madariaga se dirige a los voluntarios para recordarlos que “la caridad fraterna es la única que distingue los hijos de Dios de los hijos del diablo. Todo el mundo puede hacer la señal del la cruz, bautizarse, entrar a la iglesia... pero los hijos de Dios sólo se distinguen de los hijos del diablo por la caridad”.
Monseñor Madariaga nos explica que María de Nazaret fue la primera voluntaria de la historia, porque su gesto con la parienta, ya mayor, que quedó embarazada, “entre los seguidores de Jesús simboliza el hecho de salir pronto, de tomar iniciativas, de correr riesgos, para ir al encuentro del necesitado que es lo que califica y autentifica su fe”.
A partir del modelo de María, el presidente de Cáritas Internacional esboza el modelo de voluntario. “Es una persona que cree que es necesario hacer el bien y hacerlo bien; es alguien que toma la decisión de servir un ‘nosotros’ fraterno, humano, sin distinciones ni acepción de personas... y procura servirlo con gratuidad, generosidad y calidad”, dice monseñor Madariaga, que continúa apuntando que “el voluntario y la voluntaria de Cáritas ofrecen sus mejores energías al desarrollo uno la integración de la sociedad, ayudan con su presencia mitigadora y cercana a las personas más vulnerables de la comunidad, afrontan el drama de la pobreza y de la exclusión y ayudan a poner remedio con eficacia, sobre todo promoviendo la justicia social, con una variedad de obras inspiradas por el amor. El voluntariado de Cáritas es portador de una esperanza digna, firme y dinámica, capaz de cambiar la vida de muchas personas”.
Pero el cardenal Madariaga diferencia el trabajo de Cáritas del que hacen o pueden hacer otras entidades, las cuales pueden tener los mismos objetivos. “La manera como lo hace Cáritas, habla de aquello que realmente somos... Cáritas no sólo hace esta tarea, sino que ayuda los otros a aprender. Por eso digo que este trabajo es una cátedra permanente de teología pastoral”.
Y es aquí donde el responsable internacional de Cáritas argumenta que “en el lenguaje propio de la Iglesia no estaría mal que fuéramos tomando conciencia que la denominación ministerio de la caridad es muy probable que se adapte mejor para expresar el sentido de la identidad cristiana y la pertenencia eclesial, porque se trata de un auténtico servicio eclesial con el mismo rango que el ministerio que presta un catequista o un misionero desde su condición laïcal”.
“En una sociedad secularizada y pluralista, el único lenguaje que tiene plena aceptación es el de las obras de amor practicadas con la intencionalidad liberadora de la pobreza y de la exclusión social”, dice monseñor Madariaga. “ Y es que, “la gratuidad de esta actitud y de estas acciones (samaritanas) –sigue el cardenal–, que contrastan profundamente con el egoísmo presente en el ser humano hace surgir varias preguntas precisas que orientan hacia Dios y el Evangelio”.
El presidente internacional de Cáritas dice que la entidad “está allá donde se tiene que fomentar el respecto de los derechos humanos..., donde se promueve el desarrollo integral humano..., donde es necesario actuar contra las causas de la pobreza y el subdesarrollo económico..., donde urge sensibilizar la sociedad en valores de solidaridad, justicia, paz, igualdad y respecto del medio ambiente...”.
Todo esto es el que lleva al cardenal Madariaga a concluir que “detrás de cada voluntario de Cáritas hay un héroe de la caridad, que, siguiendo el ejemplo de la primera voluntaria, Maríaa de Nazaret, transita por el camino de la vida con el impaciente deseo de llegar a tiempo para socorrer a quién espera su ayuda”.

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