La Fundación Jaume Rubió y Rubió y Càritas Diocesana de Lleida, mediante el programa Troballes, estrenan el 21 de noviembre una campaña para aumentar la recogida de ropa y poder seguir generando puestos de trabajo para personas con riesgo de exclusión social.

Además, esta iniciativa coincide con la inauguración por parte del obispo de Lleida, Mons. Salvador Giménez Valls, de otra tienda de ropa de segunda mano en Lleida ciudad.
Este nuevo establecimiento, ubicado al número 78 de la calle Príncip de Viana es la quinta tienda de Troballes en la demarcación de Lleida, después del comercio de Alcarràs y las de las calles del Bisbe y Doctor Fleming, además de la tienda social de la calle del Sant Crist, que en este caso es donde las personas con pocos recursos económicos van a buscar la ropa gratuitamente. Gracias a la generosidad de los leridanos, el año pasado se repartieron sin ningún coste para los beneficiarios unas 13.000 prendas de ropa a 1.480 personas.
Las tiendas son la culminación de todo el proceso que empieza con la solidaridad de los leridanos que dan su ropa a Càritas para que se pueda reciclar y crear puestos de trabajo. Actualmente se recogen entre 2 y 3 kilos de ropa por persona y año, pero el reto es llegar hasta los 10 kilos, que se calcula que tira cada persona. 
Para conseguirlo, la Fundación Jaume Rubió y Rubió ha diseñado una campaña y una de las novedades es la creación de un contenedor itinerante que se instalarà en entidades, clubes deportivos o instituciones que se quieran adherir a este proyecto solidario que dispone de 205 contenedores de recogida repartidos por toda la provincia de Lleida y que en 2014 recogió 864.179 kilos de ropa. Con esta iniciativa se pretende concienciar a los leridanos de la importancia de este gesto sencillo, solidario, sostenible y que genera puestos de trabajo.
La campaña también quiere reforzar el proyecto de recogida personalizada a domicilio, facilitando así la donación de ropa que se hará a demanda. Hay que recordar que se puede hacer donación de todo tipo de ropa y en caso de que esté en mal sido se destina a la producción de trapo para la industria o a la confección de hilaturas para industrias textiles, lo cual también se convierte en un proyecto sostenible. El año pasado se transformó en trapo 1.520 kilos de ropa.