El 3 de febrero llegamos al monasterio del Sagrado Corazón de Jesús, religiosos y religiosas de diferentes comunidades de Lleida, ansiosos por compartir entre nosotros y con las Carmelitas de esta comunidad.

El lema del día era 'El encuentro de la vida consagrada con el amor de Dios'. La reunión comenzó con la celebración de la Eucaristía presidida por el obispo de Lleida, Salvador Giménez, acompañada por el Padre Jesús Sans y el p. Ángel Briñas. Toda la celebración fue compartida por los asistentes, y las Hermanas Carmelitas: canciones, oraciones y momentos de silencio y al final de la Misa como era el día de San Blas unas familias y las Hermanitas presentaron unos alimentos que el Señor Obispo bendijo. Son sentimientos de fe que a través de los años se repiten.

Después de la Eucaristía, la madre Priora nos dio la bienvenida y agradeció nuestra presencia en un día tan memorable, también otra hermana nos habló de su carisma. Señaló las palabras de Santa Teresa cuando dijo que no quería sólo monjas sino ermitaños... y que permanezcan dentro de la iglesia. Además, dijo que con su silencio, el sacrificio y la oración, tienen en mente y piden por las necesidades de la Iglesia universal.

En la homilía el obispo Salvador hizo referencia a la primera lectura (1 D 3, 4-13)  "se le da, por lo tanto, a su siervo, un corazón atento para juzgar a su pueblo y para distinguir entre el bien y el mal ". También recordó al Padre John y a la Madre Teresita Suñol que fallecieron el año pasado. Además, insistió en la capacidad de escuchar que hemos de tener los consagrados y en la oración por las nuevas vocaciones sacerdotales  y religiosas.

La importancia de la reunión, que sólo se puede dar de la atenta escucha a Dios en la oración, en escuchar al hermano, en la comunidad y en nuestro mundo con sed de Dios. Todo esto lo meditamos en el tiempo de oración personal.

Una vez terminada la oración por la iglesia, pasamos a diferentes salas, por grupos o individualmente, para comentar con las Hermanitas Carmelitas. 

Fueron unos momentos en los que se ve la grandeza y amplitud del espíritu de Dios.

Terminada la visita con las hermanas en el locutorio y compartir entre nosotros nos despedimos, con la esperanza renovada que camina hacia la plenitud.

Mª Ángeles Gonzalo hc