Padre Joan Miquel Martínez dejó Lleida hace 26 años para ir a Cali, Colombia. Aprovechando unos días de descanso en Lleida nos cuenta el trabajo que hace allí y la situación del país sudamericano.

¿Por qué se fue a Cali?

Yo me fui de Lleida en 1991. El obispo que había entonces, Ramon Malla Call, me dijo que fuera a Cali porque allí hay compañeros tuyos, y sería más fácil para integrarme para hacer este servicio. Lo más importante es tener una actitud de servicio, y una dimensión abierta, católica y universal.

¿Cómo era Cali hace 26 años?

Yo llegué a una parroquia que llevaba un cura de Lleida, Mn. Ramon Abella. Era una parroquia donde había bastante violencia. El primer año, cada semana había un promedio de dos o tres muertos o heridos. Esto, me impresionó. Era la época del Pablo Escobar en Medellín, en una realidad donde había mucho narcotráfico, mucha descomposición social. Es decir, un cambio bastante agresivo. También hay que decir que hay mucha gente sencilla, buena, amable y dispuesta.

¡Cómo es el día a día allí?

A las siete de la mañana, ya está todo en marcha. No hay estaciones, tienen un horario más europeo que aquí. Yo siempre he estado en las zonas populares, y allí la gente tiene que vivir del 'rebusque', que significa salir y hoy tengo trabajo y mañana, no tengo. Esto hace una vida bastante dura, pero también se entiende porqué la gente se pone tanto en manos de Dios. Allí la religiosidad está muy a flor de piel. Mientras que en Lleida se detecta una secularización, en cambio allí la religión, es como el hecho de respirar.

¿Cuáles son los retos de la sociedad colombiana?

Cali y Colombia han ido mejorando socialmente, en parte. Los niveles de pobreza no son tan agresivos como cuando yo llegué. Pero no podemos olvidar que Colombia es el segundo país de América en desigualdad social. Esto significa que hay muchas diferencias en la sociedad. Y todavía hay mucha violencia. Hace dos años que comenzaron las conversaciones de paz con un grupo guerrillero, las FARC, pero nos queda en ELN, el narcotráfico, las bandas organizadas, el sicariato y la miseria. Todavía quedan muchas cosas que mejorar, queda mucho por hacer.

¿Cómo se explica Cali en Lleida?

No es sólo 'Cruzar el charco', es entrar en otro mundo. Tienes que intentar inserirte, como el pescado, que lo sacan de un lugar para ir a otro. Esto para mí es el trabajo más duro. Yo pesar de que hace 25 años que estoy, la gente aún nota que no soy de los suyos.

¿Cómo ve la figura del Papa Francisco?

El actual Papa atrae mucho a la gente para que se acerca a las personas. El 99% es gente que él desconoce, pero los trata como si los conociera, con afecto, con delicadeza. Esto nos hace falta a todos. Si hubiera más de esto, este mundo tendría más signos de esperanza.