Casi 2.500 peregrinos, llevando 42 advocaciones de sus pueblos y parroquias, han participado en la XXXV Romería de la Ribagorza, un acontecimiento histórico por partida doble, ya que por primera vez conseguía reunir a los titulares de los tres obispados con competencias en la comarca, Lleida, Barbastro-Monzón y Urgell, y en segundo lugar, porque, después de 16 años, volvía a celebrarse en territorio leridano, donde había dejado de hacerse tras la segregación de nuestra Diócesis.

La coincidencia de la jornada del 7 de septiembre con la llamada del Santo Padre ha hecho que la Romería dedicada a la Asunción de la Virgen, patrona de El Pont de Suert, se haya convertido en una plegaria por la Paz.

El obispo de Lleida, Joan Piris, que ha concelebrado la eucaristía con el obispo de Barbastro, Alfonso Millán; el de Urgell, Joan-Enric Vives, y casi medio centenar de sacerdotes de las parroquias de los tres obispados, aprovechó la homilía para pedir una reflexión constructiva, usando la figura de María de Nazaret. “En esta celebración nos unimos de todo corazón a la llamada del Papa Francisco en favor de la Paz, deseando que encuentre un eco positivo entre los gobernantes, de manera que agoten todos los medios pacíficos posibles para evitar la guerra”.

Nuestro obispo ha recordado, no obstante, que para poder conseguir una auténtica cultura de la Paz es necesaria la conversión del corazón. “Una conversión que implica, en último término, el retorno a Jesucristo”. Y es que “si no se da gloria a Dios, si lo olvidamos o lo negamos no puede haber Paz. Si la luz de Dios se apaga, se extingue también la dignidad divina del hombre. Entonces, ya no vivimos como hermanos y hermanas, hijos de un único Padre, aparece la violencia arrogante y el menosprecio hacia el otro”, ha seguido diciendo el obispo Joan en la homilía, quien ha apelado a la figura de María como ejemplo para descubrir la dignidad de la criatura humana en estos momentos de incertidumbre.

Monseñor Piris ha pedido implorar al Señor, por mediación de María, para que “de las espadas se forjen arados; que en lugar de armas para hacer la guerra lleguen las ayudas a los que padecen”. Y también ha implorado que ilumine “a las personas que se creen en el deber de recorrer a la violencia, para que se den cuenta de lo absurdo de esta solución”.

Al finalizar la eucaristía, los obispos Millán y Piris se han congratulado del éxito de participación de la Romería, nunca había conseguido reunir tantos feligreses ni tantas advocaciones, y del hecho de haberse reunido las parroquias de los tres obispados. “Que hoy estemos aquí los tres obispos tiene un sentido y un significado que hemos querido cuidar y vivir en perfecta comunión”, ha dicho el obispo de Barbastro, quien también ha anunciado que la romería del año próximo correrá a cargo del grupo parroquial de La Puebla de Castro, Secastilla y Ubiergo.

En este sentido, el obispo de Lleida ha utilizado el significado de la palabra hermandad para ejemplificar esta Romería, que en sus incicios impulsaron los anteriores rectores de El Pont de Suert. “Esta romería ha sido una oportunidad de comunión espléndida, de fiesta, de hermandad. Y es que no hay bastante con ser buenos hermanos, hay que ser también buenos vecinos”, ha apuntado en la línea de reencuentro y comunión que decía el obispo Millán. “Es una gran noticia que 2.400 fieles de la Iglesia Católica, de tres obispados diferentes, sin fronteras, se hayan reunido para celebrar una misma fe, un solo Señor y una sola Virgen con 42 advocaciones”, ha acabado diciendo moseñor Piris.

 

 

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