La Red de Entidades Acción Caritativa y Social del Obispado de Lleida ha impulsado desde el mes de mayo la contratación de una veintena de personas en situación de riesgo de exclusión a través de la iniciativa Impulso Solidario por el Trabajo, una bolsa de trabajo, a través de la cual se ofrece a empresarios y empleadores una lista de personas para trabajos de poca calificación.

Esta iniciativa, que ha sido presentada en una rueda de prensa, a la cual ha asistido el obispo de Lleida, Mons. Joan Piris, es la continuación del Fondo Solidario para la Inclusión, al cual se adhirieron todas las asociaciones empresariales de la ciudad el mes mayo del año pasado y que permitió la contratación de otras 25 personas, mayoritariamente en el sector agrario.

La diferencia entre esta iniciativa y la que se acaba de presentar es que el Impulso Solidario no tiene una duración determinada –el Fondo Solidario tenía una duración de un año-, y nace con voluntad de permanencia, según ha explicado Joan Valls, presidente de Salesians-Sant Jordi Lleida, una de las entidades promotoras de la iniciativa.

Valls ha explicado que, al valorar el proyecto anterior, vieron la necesidad de aprovechar la experiencia y de mantener los contactos establecidos entre el mundo empresarial y la Red del Obispado, puesto que se llegaron a hacer 105 visitas personalizadas a empresas, según ha explicado Josep Fernández, presidente de la Fundación Jaume Rubió y Rubió, bajo la que se gestiona Càritas diocesana en Lleida.

“Lógicamente valoraremos cada año si tiene sentido continuar con el proyecto o si hay que darle un enfoque diferente, pero mientras no cambien las cosas la voluntad es mantener esta iniciativa, que se presenta ahora, pero que hace cinco meses que está en marcha”, ha informado Valls.

El otro aspecto diferenciador de esta iniciativa es el que vaya dirigida a dos colectivos de riesgo: jóvenes y parados de más de 45 años de larga duración. “Focalizamos la atención de los empresarios en la demanda de trabajos poco cualificados, puesto que éstos pueden ser asumidos por estos colectivos, que son quienes más lo necesitan, ya que son quienes tienen más riesgo de ver agravadas sus situaciones personales y familiares”, ha afirmado Valls.

Estos trabajos no son demasiado abundantes, pero redirigiéndolos hacia estas personas, que están acompañadas por las entidades de la Red que participan directamente en la reinserción, se puede conseguir un objetivo más solidario. Los beneficios de estas ocupaciones no quedan sólo en el ámbito individual de la persona ocupada, sino que tienen un retorno social más grande, pues llegan a un núcleo familiar.

“Las entidades de la Red, que participamos directamente –Arrels, que atiende a personas sin hogar; Salesians Sant Jordi, a jóvenes en situación de riesgo; Càritas a un colectivo de pobreza generalizada y de inmigrantes, y el Centro Padre Palau, que tiene un núcleo importante de familias y niños–, podemos ofrecer en 24 horas a los empresarios una propuesta de tres o cuatro personas que mejor se adapten al perfil que nos propongan”, ha explicado Joan Valls.

Desde mayo, a través de la Red ha podido ocupar a una veintena de personas, de las alrededor de 300 que forman constituyen esta bolsa de trabajo. “Siempre disponemos de una lista de unas 20 personas, actualizada y catalogada por los trabajadores y educadores sociales, extraída de este colectivo, para dar respuesta a las demandas que se puedan presentar”, según Valls.

Hasta ahora, mayoritariamente, el perfil más demandado de personas que han encontrado trabajo es el de mujer de mediana edad.

El obispo Mons. Joan Piris ha querido destacar la tarea llevada a cabo. “Para nosotros era importante establecer una relación entre quien puede dar trabajo, los empresarios, y quienes saben, conocen y acompañan tantísimas personas que se encuentran sin empleo, como son las entidades de la Red de Acción caritativa y Social”.

Mons. Piris ha remarcado la grave situación de este colectivo en las puertas de la marginación. “Una persona sin trabajo es una persona disminuida. El paro destruye la autoestima, disminuye la realidad personal. Una situación que aflora sentimientos de inutilidad, impotencia y que, a veces, te lleva a preguntar por el sentido de tu vida, a la cual no ves futuro. Estas situaciones deshacen a las personas, por eso, para nosotros, más allá de solucionar la carencia de un techo o de alimentos, está la ocupación“, ha dicho el obispo Joan.

Ahora bien, esta ocupación no se tiene que entender como una manera de ocupar el tiempo, sino “para reafirmar que yo soy alguien, que soy una persona digna y que lo demuestro con mis aportaciones laborales dairias”, ha precisado el Obispo de Lleida.