|13-10-25| El sábado 11 de octubre, por la mañana, a la basílica de la Sagrada Familia de Barcelona, tuvo lugar la celebración con motivo de los 25 años de la instauración del Catecumenado a las diócesis con sede en Catalunya con la participación de unas 900 personas. Por parte del obispado de Lleida, asistieron un grupo de 40 personas formado por el equipo del catecumenado; catecumenos y sus familias; catequistas; el delegado de la catequesis, Mn. Víctor Martínez, y el obispo Daniel Palau. El objetivo del encuentro era hacer más visible el número de peticiones de niños no bautizados y de adultos que piden el Bautismo e iniciarse a la vida cristiana.

 
El encuentro, convocada por los obispos de las diócesis con sede en Catalunya y organizada por el Secretariado interdiocesano de Catequesis (SIC), consistió en una explicación sobre qué es el catecumenado y el vínculo existente de la fe con el arte de Gaudí, a cargo por Francesc Figueras. A continuación, tuvo lugar la Eucaristía presidida por el arzobispo de Barcelona, Joan Josep Omella, y concelebrada por Mons. Javier Salinas, obispo auxiliar emérito de València; Mons. Romano Casanova, obispo de Vic; Mons. Francesc Conesa, obispo de Solsona; Mons. Sergi Gordo, obispo de Tortosa; Mons. Octavi Vilà, obispo de Girona; Mons. Daniel Palau, obispo de Lleida y Mons. Javier Vilanova, obispo auxiliar de Barcelona.
 
Durante la homilía, Mons. Francesc Conesa, obispo de Solsona y obispo responsable del SIC, manifestó que la celebración de este sábado «nos anima a continuar con el proceso de iniciar en la vida cristiana, ayudando las personas a relacionarse con el Señor Jesús y vivir la vida nueva que él nos lleva». Por eso, Mons. Conesa apuntó que «hará falta, en primer lugar, que algunos miembros del pueblo de Dios sientan el llamamiento a iniciar los otros en la fe como catequistas». «Necesitamos catequistas de cuerpo entero, que pronuncien la palabra con su propia vida y pongan en el corazón de los hombres la palabra de vida, para que produzca frutos de vida buena».
 
El obispo de Solsona también comentó que habrá que «experimentar con nuevas herramientas y lenguajes, implicando las familias en el proceso y tratando de superar un enfoque escolar de la catequesis», recordando las palabras de hace unos días del papa León XIV (Asamblea de Roma, 19-9-2025). «No tenemos que tener miedo ni nos tenemos que cansar de renovar los lenguajes y los métodos de la catequesis, para llegar al corazón de nuestros contemporáneos y transmitirlos la palabra de vida», aseveró Mons. Conesa.
 
Mons. Conesa destacó que este sábado «nos unimos a su Acción de gracias por el don extraordinario de haber sido incorporados a Cristo y poder vivir como cristianos». También dio gracias a Dios por todas las personas que los ayudaron en el proceso. «Los que los introdujeron a la fe, los que fueron sus catequistas, sus sacerdotes, sus obispos», remarcó.
 
Así mismo, el obispo responsable del SIC también destacó que «están creciendo las peticiones de adultos y niños no bautizados y en edad catequética que piden ser iniciados a la fe». «Hoy la Iglesia que está en Catalunya se compromete de nuevo a impulsar el catecumenado de adultos, teniendo cura de los procesos de iniciación cristiana, hasta la plena incorporación en la comunidad. Contamos con todos vosotros, con vuestra plegaria y vuestra colaboración», concluyó.
 
Por su parte, el arzobispo de Barcelona, el cardenal Joan Josep Omella, dio gracias a Dios por la obra que ha hecho en los catecúmenos. «La admiración siempre lleva a la Acción de gracias. Dos cosas que hemos perdido a nuestra sociedad», señaló.
 
El encuentro reunió cerca de 900 personas, entre las cuales adultos bautizados entre los años 2000 y 2025, como signo de comunión y agradecimiento por un cuarto de siglo de vida del catecumenado, así como familias de los adultos que han sido iniciados en la vida cristiana durante los últimos veinticinco años, delegados y equipos diocesanos de catequesis y catecumenado, presbíteros, catequistas y acompañantes.
 
El catecumenado ya era presente en la comunidad cristiana primitiva, pero fue recuperado e institucionalizado en Catalunya a partir del Concilio Provincial Tarraconense (1995), siguiendo las orientaciones del Concilio Vaticano II (1962-65). El año 2000, con la publicación del Directorio de pastoral sacramental, todas las diócesis con sede en Catalunya incorporaron oficialmente el catecumenado como camino de acceso a los sacramentos de la iniciación cristiana: bautismo, confirmación y eucaristía. En el Obispado de Lleida se instauró el 2011.
 
Fue una jornada magnífica que acogió una gran familia de cristianos iluminados por la luz del templo, símbolo de la belleza de la fe y de la gloria de la resurrección. La Sagrada Familia fue testigo de una fe viva.