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Ayudando a vivir (Obispo Joan)
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Fecha publicación: 
Dom, 12/30/2012
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Mirad cómo se aman

Esta es una expresión que la historia atribuye a Tertuliano refiriéndose a los cristianos y que quiero aplicar expresamente a la que llamamos Sagrada Familia de Nazaret. Celebrándola este domingo después de la Navidad, alabamos al Señor que ha querido manifestarse tan humanamente, tan según nuestro camino ordinario, valorando así este ámbito amoroso que es la vida familiar como camino de realización personal.

Los textos relativos nos dicen que esta Familia, de la que Jesús es el centro, se edifica sobre la fidelidad a la ley judía (son ejemplo sus subidas al Templo de Jerusalén) y al mismo tiempo sobre la docilidad a las llamadas imprevistas y tantas veces desconcertantes del Espíritu (que les ha hecho ir y venir de sorpresa en sorpresa). Nunca se han resistido, aunque tampoco acababan de entender lo que les estaba pasando.

El Mensaje que el Sínodo de los Obispos nos entregó hace dos meses mira a la familia como ámbito natural de la evangelización e insiste en que debe ser sostenida por la Iglesia, los poderes públicos y la propia sociedad. En la familia, los signos de la fe, la comunicación de las primeras verdades, la educación en la oración, el testimonio de los frutos del amor, van calando en la vida de los hijos en un contexto único donde las personas son queridas por ellas mismas. A pesar de la diversidad de situaciones geográficas, culturales y sociales, los Padres Sinodales han confirmado este papel esencial de la familia en la transmisión de la fe. Por eso piden responsabilidad en el anuncio del Evangelio a las familias y apoyo a su labor educativa y agradecen el testimonio de tantas familias cristianas que siguen mostrando al mundo una experiencia de comunión, de amor y de fidelidad.

Y tampoco se olvidan de las situaciones familiares dolorosas en las que no se manifiesta la imagen de unidad y de amor para toda la vida que el Señor nos ha enseñado (Mt 19,6), una situación que les priva de la absolución sacramental y de la comunión eucarística. Insisten en que el amor de Dios no abandona a nadie y que la Iglesia les sigue acogiendo como miembros suyos y quiere acompañarles favoreciendo caminos de conversión y de reconciliación. Como explicaba un cardenal "es cierto que la vida cristiana tiene su vértice en la participación plena en la Eucaristía, pero no se reduce sólo a su vértice. Al igual que en una pirámide, aunque se pierda el vértice, la masa permanece sólida y no cae". Hay que construir comunidades acogedoras en las que todo el mundo se sienta como en casa, con experiencias concretas de comunión que, con la fuerza del amor, puedan atraer la mirada de la humanidad contemporánea tantas veces desencantada.

La transmisión y educación de la fe en la familia siempre ha sido una cuestión central en la vida de la Iglesia, pero se vuelve urgente y de plena actualidad en estos tiempos en los que el cambio cultural parece querer ignorar los valores religiosos e incluso se manifiesta contrario. La Iglesia sigue haciendo su propuesta de "nueva evangelización" en fidelidad al mandato de su Señor. ¡FELIZ Y ACOGEDOR AÑO NUEVO!

Recibid el saludo de vuestro hermano obispo,

+ Joan Piris Frígola, Obispo de Lleida