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Cerca de vosotros (Obispo Salvador)
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Fecha publicación: 
Vie, 03/11/2016
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Con seguridad todos sabéis a qué nos referimos en la Iglesia cuando hablamos del Seminario. Es el lugar en el que se forman quienes desean ser ordenados sacerdotes. Es una opción personal cuya aceptación definitiva queda en manos de la Iglesia. En nuestra diócesis muchos jóvenes, a lo largo de los años, han pasado por el Seminario donde han cursado sus estudios y han forjado su personalidad y su futuro. Algunos de ellos, conocidos por muchos de vosotros, ejercen su ministerio en las distintas parroquias y encargos sirviendo con generosidad y fidelidad al Pueblo de Dios y colaborando con otras personas e instituciones para mejorar nuestra sociedad.

Además de la permanente responsabilidad que tenemos todos los cristianos sobre esta institución educadora, cada uno según su función en la comunidad, la Iglesia nos pide que nuestra preocupación sea más intensa en una jornada anual. Este es el caso en este domingo, 13 de marzo. En las diócesis en las que se mantiene como fiesta el día de san José, se celebra entonces puesto que los seminarios católicos lo tienen como Patrono. El objetivo de esta jornada se centra en conseguir que todos valoremos y le demos la debida importancia al período destinado a la preparación de los futuros sacerdotes.

Me refiero a todos. Empiezo por mí mismo cuya preocupación os he trasladado en varias ocasiones hasta cansaros. Sigo con los actuales sacerdotes que, con su vida y su servicio, os presentan a diario al mismo Jesucristo y expresan la felicidad que les da su seguimientos y la dedicación a la comunidad atendiendo a los que la forman y acogiendo con cariño a todos los que llegan y llaman solicitando ayuda para alguna necesidad concreta. Es un buen camino para iniciar a otros en esta entrega.

También son responsables las familias cristianas y, en concreto, los padres. Os pido mucha generosidad en despertar y acompañar la vocación al ministerio sacerdotal, si se da el caso, de algún hijo vuestro. No tengáis miedo de perder a nadie; al contrario ganaréis en sensibilidad comunitaria y seréis correspondidos al ciento por uno. Los catequistas, los monitores de tiempo libre, los profesores de religión, los docentes cristianos estáis llamados a facilitar la respuesta positiva de vuestras gentes a la llamada de Dios. Todos estamos comprometidos en la oración por esta intención y en la misma tarea vocacional. Por supuesto, los jóvenes y todos aquellos que os interrogáis sobre vuestro futuro. Atreveos a responder afirmativamente a la llamada que Dios os hace y entregad vuestra vida al servicio de la Iglesia para bien de todos.

El lema de este año es muy consolador y está en la línea que ha marcado el papa Francisco con el Año de la Misericordia. Enviados a reconciliarcon una clara referencia a acercar a los hermanos a Dios y entre sí; a ofrecer el sacramento del perdón; a construir un corazón llenos de misericordia para acoger a todos, para tratar siempre a los demás con ternura; a mostrar con auténtica visión la felicidad y la salvación de Jesucristo.

Se nos propone una oración que, entre otras cosas, dice: Ayuda, Señor, a quienes tú eliges…hazlos humildes ministros tuyos… marca su vida con el signo de una compasión que no sólo comprende el sufrimiento, sino que acude a socorrer a cuantos sufren… transforma toda su persona para ser misericordiosos como el Padre.

+Salvador Giménez

Obispo de Lleida